miércoles, 24 de agosto de 2011

¿No decías que te gustaba que sonriera?


Entonces allá donde estés, a pesar de encontrarte al otro lado del charco, déjame seguir siendo una pequeña parte de tu vida. Un recuerdo de una amistad que un día nos miró fijamente a los ojos y nos unió por horas...

Sabré cómo estás. Te veré sin tocar tus rizos y me enteraré de tu vida a pequeñas pinceladas...
pero no me importa; tengo la gran suerte de haberte conocido y eso, eso es un tesoro.