jueves, 27 de octubre de 2011

Pequeñas cosas.

Brindo por ese momento, que llega después de una racha de qué importa qué longitud, en el que te das cuenta del tiempo que has perdido pensando en algo que no llevaba a ningún sitio, y te castigabas a ti mismo aun conociendo la más cruda realidad. Nadie te devolverá ya esos minutos, pero la sensación de bienestar con uno mismo compensa todo aquello.

Brindo por lo bonito de "dejar atrás" ciertas cosas.

jueves, 20 de octubre de 2011

Me he perdonado por quererte

de esa forma tan sincera que ni debería existir, por lo ciegos que nos vuelve y lo retorcido de su forma... y allí estaba yo, enfadándome conmigo por mis errores, porque a veces tengo la sensación de dar patadas a verdaderos castillos de arena, volviendo a caer en agujeros en los que intentaba encontrar el mar y sólo había piedras...
y hoy he confiado en mí; he sonreído al recordar lo mucho que te conozco y que puedo leerte sin que te dejes. He recordado que los años de camino desde que te conociera han sacado cosas de mí que yo nunca imaginé y me he sonrojado al repasar miradas que han hablado más sabiamente que las mil tonterías que nos decimos a lo largo de un día...
hoy me he perdonado por quererte, porque nadie es perfecto.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mecanismo del solitario.

Patrón de autodefensa.
Cuanto más solo me siento, más solo quiero estar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Un bonito día.

Un bonito día para hacer ejercicio y saber que mañana moriré de agujetas.
Un bonito día para hacer un trabajo aburridísimo que acaba con cotilleos entre amigas.
Un bonito día para enterarme de que alguien cercano ha superado un largo tiempo de tormento y se está recuperando bien de una operación difícil.
Un bonito día para reírme con/de mis compañeros de piso.
Un bonito día para echarte de menos.
Sí, hoy me apetece sellar en unas líneas que yo nunca me olvido de ti.

lunes, 3 de octubre de 2011

Escucha una cosa que te voy a decir...

Hoy he empleado un tiempo de mi reflexión a los pequeños castigos que nos imponemos a nosotros mismos; a veces porque no queremos que algo se nos olvide, otras simplemente porque no queremos olvidar...
y aunque me encuentre por ahí algunas personas que aún no lo entiendan yo no quiero dar ningún carpetazo a mis asuntos: disfruto sacando un hueco para cada cosa; a veces, incluso, estoy disfrutando dentro de la frustración que supone dejarse el aliento en llegar a un determinado sitio o cumplir con aquello que te pidieron, ¿No pasa la vida tan rápido? ¿No decimos siempre que es una montaña rusa? Entonces, ¿Qué haces ahí parado...? Yo no quiero olvidar nada, ni a nadie.
Prometo que una vez al día te recordaré con todas las consecuencias. Quizás las cosas malas que nos hayan podido pasar me hagan colorearme de vergüenza...pero también sé que las buenas estarán ahí para arroparme y hacer de un estúpido camino en línea recta hacia la facultad un camino con una sonrisa idiota que ni los macarras sentados bebiendo litronas de diez a diez podrían entender.
Voy a seguir hablándole a todas tus fotografías y ¡por supuesto! voy a seguir pensando que puedes oírme. Miraré el atardecer con nostalgia porque mientras no estés a mi lado para verlo será así; pero después le contaré a las estrellas que te echo muchísimo de menos.

La necesidad que tengo hoy de expresarme no es negociable, porque la escritura sigue siendo un medio de desahogo ante infortunios, pero también la mejor forma de plasmar el enamoramiento por las cosas buenas que nos pasan, para luego leer, y recordar...

Ni qué decir tiene, no es obsesión: es anhelo.
No dudes, no perderé la esperanza...
y por favor: búscame; yo te esperaré siempre.