lunes, 28 de enero de 2013

Me he vuelto una escéptica de la amistad, y una persona fría ante  las relaciones.
Ya no creo en esos cafés que se terminan enfriando, en esas cañas que nunca llegan. Ya sé que "nos llamamos" significa que pasarán meses hasta que vuelva a saber de "ti".

He tardado en aprender a valorarme lo suficiente como para confiar en que no debo sentirme sola en ningún momento. No debo apenarme por recibir ignorancia a cambio de mis intenciones. No debo preocuparme, ni siquiera insistir ("En esta vida se puede ser de tó menos cansino").

He dicho esta frase muchas veces este mes...y creo que no será la última vez-nada como poner unos kilómetros de distancia. Nada como eso y verás...verás quién está y quien no.
Pero lo verás de otra forma, más desenfadada, menos preocupada. Porque si estás será estupendo y si no estás...he aprendido a hacer que lo sea igualmente.

domingo, 27 de enero de 2013

Las relaciones son como los rosales...

Quizá a la pobre planta le duela cuando le cortan una rosa, sin duda le están quitando una parte en la que ha puesto todo su empeño, dándole así su belleza y color. El sol y el agua la han ayudado a crecer. Pero llegó el invierno ... y ante el frío, lo mejor es cortarla, rápida y dolorosamente... porque sólo así otra rosa podrá nacer. Porque así esa rosa no habrá muerto en vano.

viernes, 25 de enero de 2013

To B or not to B

Nuestras decisiones no sólo nos definen, también definen lo que nos pasa. Dar el paso, echarse atrás, salir corriendo o quedarse. Es increíble como un pequeño gesto puede cambiar toda una vida.
He dejado de castigarme por tomar las riendas de mi vida y empezar a caminar, de esa forma tan mía, de decisiones firmes pero nunca seguras hasta el último momento... No a los "nos" seguros, ni a los "Sis".
Deja que pase el tiempo, mira lo que pasa y decide, pero nunca a largo plazo, ¿Para qué?
Sé de lo doloroso de mis decisiones y soy consciente de cada lágrima que se pueda derramar en la distancia. Pero ya paré de castigarme...y querer dejó de ser suficiente. Así, en este punto del camino, contemplo mis decisiones cuando quiero mirar atrás. Me gustan mis cicatrices, mis heridas de guerra, porque son recuerdos que no duelen. No es que tenga que sentirme orgullosa de todas las cosas que he hecho... es que algunas decisiones hay que hacerlas igual que los "piercing", rápidas y dolorosas, en lugar de prolongadas...y que acaben con nuestra capacidad de decisión.

miércoles, 16 de enero de 2013

Lágrimas de sinceridad.

No llegó a caer la lágrima porque estaba haciendo fuerza contra la silla. No rodó por mi cara porque miraba hacia arriba sujetándola a pesar de que me estaba impidiendo ver con claridad; pero es que cuando llegas al final de un sendero arduo, lleno de malos ratos que solo tú has compartido contigo, por miedo, por no querer incordiar, por no hacer daño... cuando después de todo eso te sinceras con alguien que está enfrente de ti para escucharte y no juzgarte y lo que es mejor, no te conoce (aunque represente al que te conoce antes de llegar al mundo), cuando le abres el corazón y no te deja hablar porque te está diciendo lo que mucha gente te ha dicho pero hacía mucho que no escuchabas, que tienes los ojos transparentes y una cara que no sabe mentir, que te valores y empieces por respetarte a ti para después respetar a los demás, entonces y sólo entonces las ideologías y los prejuicios se caen y sólo queda la verdad.

Y...ay, qué difícil es sujetar una lágrima cuando sale la verdad.

viernes, 11 de enero de 2013

Y como todo en esta vida, llega.

He cambiado la cifra derecha, las he hecho iguales porque soy así de perfeccionista, así que creo que aquí me quedo para los restos.
Este 11 de enero es viernes, como aquel del 91 en que dice mi madre que le di una buena mañana. Aquel en que mi hermano mayor llevó al por entonces único hermano pequeño al colegio y él se dio el gusto de no ir al instituto porque el nacimiento de su hermana le parecía un buen motivo para quedarse en casa y tomarse el día libre. Viernes a las 13 h., como aquel del 11 del 1 del 1991.

Han pasado 22 años y hoy me gustaría compartir lo contenta que me siento por estar en este mundo (que ya es bastante regalo) con todos los que forman parte de mi vida, en todas sus dimensiones.
La infancia me mostró que cumplir los años después de los reyes era una suerte que pocos podían compartir por la cantidad de regalos. La adolescencia me enseñó que los reyes existen sólo en esencia y que se podría ahorrar un poco compartiendo los regalos; la universidad me enseñó que cumplir los años en enero no "mola" nada, y que me quitaría de celebrar este día con muchos seres queridos por estar apoyando los codos.
En cualquier caso lo importante es que se hacen notar, y aunque ahora las redes sociales facilitan el "quedar bien" me sigo alegrando de que cada persona dedique un momento a desearme algo bueno. Me despedí personalmente de los 21 con esa nostalgia que me da siempre al mirar atrás pero me prometí a mí misma que haría de los días que tengo por delante con 22 para hacer cosas, si no grandes, al menos buenas. Y aquí estoy, feliz, porque siempre digo que la cantidad es lo de menos, que el día del cumpleaños de uno no deja nunca de ser "su día" pase lo que pase. Gracias por las felicitaciones, por estar ahí, por leer.
Yo también tengo deseos buenos para todos, para que podamos cumplir muchos años más juntos, porque como decía mi bisabuelo cuando le decían viejo sus amables nietos: "Lo importante es que lleguéis".

jueves, 10 de enero de 2013

As de corazones.

Supo arrancarle el corazón del pecho, mirarlo entre sus manos y despedazarlo en un momento para después, como si de poseer toda la eternidad se tratara, componerlo trozo a trozo, pieza a pieza y mimarlo con calor hasta dejarlo perfecto; para después irse, con la desfachatez de llevárselo.