martes, 31 de diciembre de 2013

New Year's Eve

2014
               
                De momento sólo cuento con un balance…una pequeña reflexión, quizá más que nada un resumen de mi año, pero no tengo conclusiones, no sabría definir en pocas palabras lo que los meses que se marchan han supuesto para mí; quizá porque ha sido tanto, tanto, lo aprendido este año, que no puedo más que plasmarlo en letras que poder releer de aquí a algún tiempo, cuando necesite recordar que la vida es un círculo que por cada cosa mala una buena te da. Y viceversa.
Empecé por comerme las uvas, decidida a que fueran el entrante de un menú llamado “vida nueva”, aquella que vino marcada por un gran cambio en el ámbito sentimental. De hecho, casi podría afirmar que el año que se está desvaneciendo ha supuesto una montaña rusa de sentimientos que aún divagan sin haber desembocado en un camino concreto. En cualquier caso y aunque ahora, me consta, he perdido mucha credibilidad, no fue fácil, ni sencillo. Y dolió, porque es duro para todos dejar atrás las cosas que un día amamos. Sea como fuere, el año empezó marcado por el retorno a Praga, donde habría de pasar casi media docena de meses. Praga fue la maestra, la anfitriona de mi cambio, una madre que me arropó cuando la mía estaba lejos, mi compañera y mi más íntima amiga. Aquella María algo irascible no habría de volver de la República Checa nunca más: aprendí a contar hasta 10, a darle importancia a lo importante y a restársela a lo banal. Aunque aún me quedaba un error por cometer: desenterrar una historia que ya creía acabada hasta el punto de equivocarme, de equivocarte incluso. La historia interminable volvía a abrir sus páginas momentáneamente y por un instante creí tocarte; sentí, durante unos días, que podía escribir aquel final que tanto nos intrigaba. Y como ya he  dicho, me equivoqué, o eso creí, porque el tiempo en su caprichoso movimiento me dio, si no el último capítulo, la certeza de que no estaba loca cuando escribí el prólogo.  Ahora necesito algo más de tiempo, para saber cuán sabios o tontos hemos sido: hagan sus apuestas.
Para cuando retomé el contacto con el calor español, logré el mayor éxito de mi vida hasta el momento: terminar mi carrera. Pocas cosas me hacen sentir más orgullosa ahora mismo, pocos tesoros son más valiosos que sentirse realizado en lo que te gusta.
No habría de ser un verano corriente aquel cuyo preludio fue un invierno de cambio, y lo cierto es que trabajar en algo que a priori sonaba a chino para mis oídos abrió mis puntos de mira y llenó un espacio que había quedado raro, vacío y hasta solitario. Para cuando volví a mirar al sol tu sonrisa ya le hacía sombra. Tú, ahora, en el momento presente del teclado, eres, junto a mi carrera, el segundo acontecimiento más importante del año. Tú, que me devolviste la vida, y queriendo ser parte de ella aún no  te has ido. Tú, que eres tan real como incierto y que ahora me miras con unos ojos llenos de dudas (casi más de las que pueda tener yo)pero sobre todo de amor del que se siente pocas veces en la vida, eres mi mayor propósito para el año que entra: eres el que me hace quedarme y el que ahora, en la perspectiva que da la distancia, me hace ver que todo lo vivido no ha sido en balde. Y creedme, no lo será; ni siquiera si te vas. Así me lo has enseñado.
Con el movimiento de las historias que tienen pronóstico reservado y la marcha incansable de las semanas, me planto en el fin de año con una mala racha que parece quedarse atrás, pero que como decía al principio, algo bueno lleva consigo: muy agradecida a todos los que han demostrado cumplir con creces lo que la palabra amistad significa, y también muy convencida de que amistad es un sentimiento aplicable a compañeros, familiares e incluso personas que no ves con la frecuencia que te gustaría. No voy a nombrar a nadie porque esto no necesito recordarlo luego: viven todos en mí. Entusiasmada y a la vez asustada si pienso en el designio sentimental: con mis ganas de luchar y el temor a que este año que entra te aparte de mi lado asemejándose así al año que se marcha. Pero ante todo con ganas, porque estos cambios vienen a demostrar una vez más como cierto aquello que llevamos por bandera y siempre se nos olvida cumplir: hay que vivir el momento. Por eso dejo aquí el balance, el resumen, pero me decido por el día que vivo, porque en más o menos medida nuestra mente se está posicionando en lo que nos traerá en enero y no, no deberíamos olvidarnos de despedir a este diciembre como se merece, aunque sólo sea porque es el mes más valiente, pues arrastra el peso y el cansancio de los meses a su espalda, de las cosas que quedaron en el tintero y las que no salieron como esperábamos; pero siempre se marcha con esperanzas renovadas, las que nosotros queramos darle: el aliento para la nueva hoja del calendario.
Dicen que cuando una puerta se cierra se abre una ventana. Yo quiero abrirlas todas, para empezar desde este mismo momento a liberar las cargas de diciembre del año que viene; y eso, es un propósito diario, no de Año Nuevo.


Feliz 2014

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Merry Christmas

Y ahora, tras la primera toma de contacto con la ansiada (o no) Navidad, vienen esos días de reflexión, de balance, de lo que sí de lo que no, los asuntos pendientes, de dónde quedaron las ilusiones que juramos hace ahora trescientos sesenta días. 


Pensaba escribir mi balance y sobre la marcha he decidido esperar. De hecho, si no tuviera que cenar con la familia, recoger la mesa y prepararme para las uvas seguramente dedicaría ese último rato a la escritura, para asegurarme de que poco o nada varíe mi vida desde balance al momento de las campanadas; y es que si algo me ha enseñado el 2013 y aún más mi situación actual es que todo puede cambiar en un momento. Y no han sido pocos no, los cambios de este año: pero lo dicho, luego os lo cuento.


De momento me voy a dormir feliz en este casi acabado día de Navidad. Feliz... en esta felicidad que a ratos se hace amarga, porque los días me van haciendo cada vez más impaciente, cada vez más exigente. Si ya conocía la fugacidad de los momentos felices, incluso el miedo que da saberse feliz y temer que algo malo venga pisándote los talones, ahora, feliz o no, casi siempre tengo miedo: ese miedo tan enfermizo que siente el que ve tambalearse sus mayores ilusiones, el que vive trazando planes casi paralelos a veces, como queriendo crear una falsa línea de seguridad por si alguno de ellos hubiera de fallar. 


Tendemos a comparar nuestras vidas con el mar, la playa, el vaivén de las olas como sinónimo de nuestros propios cambios...pues bien, ahora creo que a la playa van dos tipos de personas: las que no se molestan en construir un castillo de arena porque saben que cuando suba la marea se destruirá y lo poco que quede de él será barrido por la máquina que pasa a primera hora de la mañana, y las que lo construyen sin más, asumiendo el riesgo, con la ilusión de un niño para verlo montado; porque al final, no importa las torres que tenga, seguramente no tenga bandera, ni princesa, ni cocodrilos, ni dragón... pero como Sergio y yo solemos decir muchas veces: ¿Y lo que nos hemos reído? Pues eso, eso es lo que se pierde el hombre escéptico que no construye su castillo. 

Por eso quiero irme a la cama feliz en el miedo, pero agradecida de tener un cubo y una pala. Voy a construir y voy a disfrutar de la arena (ahora, que toca nieve, muñecos y belenes, así soy yo). Porque por ti volvería a construir la Torre de Babel con sus siete pisos, y si al final el mar se la lleva, empiezo otra vez.
Por eso somos arena y tenemos tantas formas.




Buenas noches

lunes, 16 de diciembre de 2013

Consejos vendo, y para mí no tengo.

Lo primero que hago cada día al levantarme es preguntarme si merecerán la pena los malos ratos, los pensamientos dañinos, las dudas, la espera, la distancia, la incertidumbre y los quebraderos.

Y mientras lo segundo que haga cada día al levantarme sea contestarme a mí misma que sí, que él hace que la lucha valga la pena, sabré que estoy en el camino correcto.

sábado, 14 de diciembre de 2013

¡Más Gracias!

En estos días de reconstrucción, de crecimiento, de reorganización emocional, sólo me queda dar las GRACIAS. A los que están, a los que sin estar están, a la suerte que tiene el que cuenta con un buen amigo andaluz, a los consejos sabios de los hermanos mayores, a los que en los malos momentos demuestran que son tus amigos, al que me aguanta, a ti, porque siempre seremos nuestros.

De todo se sale.

martes, 10 de diciembre de 2013

de 10

Gracias...cuando algunos días eres la fuerza que me saca de la cama,
y otros además eres el despertador, asegurándote ser el primero.

Gracias...porque hacerte reír, precisamente a ti, es mi tarea preferida,
incluso con esa risa que te da que me enfade y que me enfada aún más.

Gracias...por no decirme que me quieres muy a menudo,
sino esforzarte por demostrarlo cada día.

Gracias...por tus detalles, los que te hacen único, los que me ilusionan,
por los que me enseñaste que el amor viene en pequeñas dosis.

Gracias porque me has visto llorar, y en ningún momento has soltado mi mano,
incluso aunque pudiera alejarte con mis palabras.

Gracias por recordarme que dos caminos no se cruzan por casualidad,
y que todas las personas pasan por nuestra vida aportándonos algo.

Gracias por cada conversación, cada confidencia y cada discusión,
esas que acaban en risas porque estamos diciendo los dos lo mismo e intentando llevar razón.

Gracias cuando te propones cumplir mis sueños,
retándome a querer ser tu ilusión para toda la vida.

Gracias... porque entraste en mi vida hace cuatro meses por una osadía...
y ahora yo espero que no oses salir de ella.

y 10. Gracias porque no suelo escribirle a las cosas bonitas, pero ya ves,
tú siempre sacas lo mejor de mí.


viernes, 6 de diciembre de 2013

EMT

Debo ser de las personas más enamoradas del transporte público que conozco. Disfruto sentándome y viendo a la gente pasar, sonrío con los pequeños detalles y alguna vez tengo que controlarme para no quedarme embobada mirando a alguien y que él o ella se incomode.

Sentada ayer en el autobús, dispuesta a entrar en la facultad por la mañana y salir al esconderse el sol, mi atención se centró en un puesto de flores de la Alameda Principal, justo enfrente de la parada. Me preguntaba si comprar este año una flor de pascua y que esa fuera la decoración navideña de este sitio que habito, aunque reconozco que a mí (inexperta y novatilla) aún me rechinan un poco las campanas, las bolas, los abetos y el trajín de gente en un pueblo de playa, lo que para mí antes estaba asociado a verano, vacaciones y descanso. A lo que iba, algo llamó gratamente mi atención: un hombre bastante mayor compraba una rosa roja con una sonrisa de oreja a oreja. Yo imaginaba, mientras se alejaba, al hombre llegando a casa, entregando la rosa a su amada y alegrándole el día. El autobús ya estaba empezando a moverse y de soslayo miré el puesto de flores una última vez: también había rosas amarillas, mis preferidas; aunque bien pensado, ¿A quién le importa el color de la flor con un detalle así de bonito?
Y entonces lo supe: ya no sirve de nada mirar hacia atrás, puede que incluso el presente no tenga sentido. Y si pierdes, pierde ahora que aún estás en edad de encontrar. Y si te sientes solo, busca el mundo que te rodea cada día. No envidies, me digo, a los que se quieren momentáneamente únicamente porque desees los brazos que rozan otro cuerpo. Prueba, espera, pero sobre todo, no tengas prisa, porque merece la pena derramar ahora alguna lágrima si lo que viene después es nítido, verdadero y para siempre.


A lo mejor no tenía que ser él quien de aquí a cincuenta años, te llevara una rosa a casa por la mañana.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Sentimientos encontrados

Anoche pensaba que perdida como estoy en un mar de dudas, quererte es una tabla salvavidas. Pensaba, también, que poco sentido tiene estar mal antes de tiempo si de todas formas me tiré a la piscina hace ahora casi cuatro meses. Pensé que quizás aún queda esperanza para nuestra historia, y pensé tanto tanto...

que me dormí mucho más enamorada. Y hoy tengo miedo.

sábado, 12 de octubre de 2013

Cuando retomo la escritura tras mucho tiempo no puedo evitar llamar a la puerta de estas páginas antes de entrar. Curioseo y miro entre las letras buscando sentimientos pasados, aquellas sensaciones que movieron mis dedos creando líneas que hoy me gusta visitar.

De todos los sentidos que tenían estas páginas, toda interpretación posible ha cambiado. La inspiración viene de la mano de un corazón nuevo y renovado, una historia, aún breve, un pequeño prólogo de algo que no sé si quedará para la posteridad como un relato corto o una novela quijotesca.

Sea como sea, bienvenido; este es mi pequeño rincón: aquí entro cuando necesito desahogo, cuando los sentimientos me aprietan tanto que no puedo retenerlos en mi mente ni un minuto más. Bienvenido a esta parte de mí que se hace lectura para otros, que a veces resulta algo indescifrable, lo sé, y que alberga un ciclo de mi vida al que perfectamente podrías poner fin tú.


Yo me planto aquí. De momento.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Imagino que ya no vendrás por aquí buscando mis letras. Imagino que tu nueva decisión te hará apartarte para siempre. Prometo que no era mi pretensión ni mi idea, y que lejos de mi intención estaba echarte de mi vida. La amistad no se hizo posible, y lo otro supongo que simplemente algún día tenía que llegar.


La vida guarda para mí caminos difíciles, eso ya lo he aprendido; por eso, pido perdón anticipado cuando se trata de informar, relatar y abrir mis sentimientos, pues la situación que acontece dista de ser pública, a pesar de lo feliz que pueda ser yo en el anonimato.


Te he querido mucho.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Regalo

No te ofendas, pero he sido muy obediente.
Reciclé los sentimientos, los metí en cajas.
Me decidí a aparcarlos por un tiempo, para que no dolieran.
Me compadecí de ellos, los miré y cuidé;
pobrecillos, nunca tuvieron una oportunidad.

Hasta que él llamó a mi puerta.
Me provocó y me sonrió para entrar en mi casa.
Cuando se ganó mi confianza entró a mi ático;
y los rescató a todos.
Y los cuida.
Y cada día abre una caja.


Y todo, todo lo que tenía para darte, no te ofendas,
pero se lo he regalado.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Este verano me ha hablado de sensaciones que alegran y aterran al mismo tiempo. La combustión de los sentimientos, el ahogo de lo que está por venir y la certeza de saber como sé que todo podría cambiar en cuestión de minutos.
Este pequeño fénix arderá de nuevo, esta chica vio quemarse su casa, también su corazón, pero ya no tiene miedo. Ser feliz es la mejor filosofía de vida, desechemos aquello que nos causa malestar, reunámonos más a menudo y busquemos los motivos para que no nos importe que el mundo explote mañana.

Y mañana puede que llore dos, tres días, una semana o un año entero, pero intentaré recordar los momentos en que fui feliz. Haré que bien valgan una lágrima.

Tú haces que cada día merezca la pena existir.









Gracias por todos los consejos, Pablo.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Caminos de ida.

Anduve despistada. La claridad del día se me antojaba cegadora tras los despistados pasos en la penumbra de un túnel del que nunca creí salir. Tenía los bolsillos tan vacíos como el corazón, y caminé, con el brío certero del que ya no esperan en ningún sitio, con la prisa de quien no sabe a dónde va.

Anduve mucho. La soledad me daba una flexibilidad que me permitía hacer y deshacer rutas, sentarme en el suelo y contemplar el paisaje.

Anduve, anduve y me confié. Hice del mundo algo mío y creyéndolo en mi bolsillo fui capaz de vendarme los ojos y andar descalza por las vías del tren. Me enamoré, me enamoré de la vida, del instante, del riesgo.


Te quise olvidándome de la inanición.
Me llené los bolsillos...de caminos.








Era tan pobre, que no tenía más que dinero.
Joaquín Sabina

sábado, 7 de septiembre de 2013

No hubiera creído al que te nombrara hace apenas unos meses.
Septiembre trae consigo ese sentimiento de una especie de cuenta atrás: los meses que acaban en -bre, son casi siempre sinónimo de cambios, rutinas y esperanzas; en otras palabras, asuntos que zanjar.
Reconozco me encuentro impaciente; a pesar de los intentos por vivir al día y disfrutar ese momento que apenas acaba de irse, una parte de mi quiere adelantar el reloj y echar un vistazo a diciembre, por ejemplo, por la curiosidad de descubrir lo que ahora se antoja como cualquier posibilidad, pues creo poder afirmar que este está siendo el año más dispar de mi vida.


Ahora que es tarde, que ya he metido la pata, que el daño está hecho y no parece haber vuelta atrás; ahora que los pies han despegado del suelo y que podría darlo todo de nuevo en la certeza del error: ahora que la medicina es equívoca pero funciona, ahora tengo que pensar en maletas de nuevo.
Has conseguido que no quiera irme. Me has conseguido.
Y lo que más rabia me da, es que precisamente por eso, me tengo que ir.






En Comala comprendí, que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver...
J. Sabina.
A la chica que se dormía pensando en ti:


desde aquí me siento orgullosa de tu emancipación. Sabíamos que habríamos de separarnos llegado el momento de la nueva inyección, de una ola de calor abanicada por una sonrisa que, a pesar de su condición de fenómeno que igual que viene se va, arrastra consigo lo que queremos borrar de la arena.

Te diría que no dejaras de soñar aun así, pues era condición humana y bonita la tuya de imaginar lo que anhelabas como forma de conciliar el sueño; la vigilia de los deseos llena de una paz que hay que saber controlar para separar posibles de imposibles. No, no dejes de soñar a pesar de todo porque hay sueños que se hacen realidad, pues pronto llegará el día en que quizás, cuando abras los ojos, tu sueño dormirá a tu lado.

martes, 27 de agosto de 2013

Tormenta de verano

Hoy, tras muchas semanas de quietud y paz, en este nuevo yo que supone contar hasta diez y morderse la lengua antes de chamuscar a alguien con palabras, me he enfadado con el mundo. No me ha gustado lo que he visto, no me ha gustado revivir en mí la sensación de querer dar una patada a todo, quitar aquello que simplemente molesta.
No sería yo de no ser por las batallas que libro. Perdería la personalidad por el camino si me deshiciera de mis desvelos: pero soy un ser humano, y a veces me canso de ser un punto de mira, un blanco, una diana, un cajón desastre. Como ser humano, me duelen los enfados des-motivados, pagar por lo que creo que no he comprado y sobre todo, sentirme castigada: especialmente ahora. Ahora que intento ejercer una libertad de expresión y pensamiento que me lleve a desarrollarme como persona como a mí me gusta: sin hacer ruido. Ahora que intento estar dispuesta cuando alguien lo requiera, sacando ganas desde la poca disposición de los hechos a hacerme un guiño en los últimos tiempos.
Luego ha habido tormenta y la vulnerabilidad se ha reflejado al mismo tiempo que los relámpagos en los cristales de la oficina. El ambiente ha quedado fresco antes de que los truenos empezaran otra vez. Han vuelto el bochorno y el sudor. Solo que esta vez no tenía miedo.
No me juzgues no, no me juzgues por caminar.
Y enfádate si quieres, que no por ello voy a parar.



Gracias, sonrisa de verano.

jueves, 22 de agosto de 2013

Inspiración de oficina

Hay golpes pequeños que son mortales dependiendo del lugar y la fuerza con que se apliquen. El hachazo recibido en un día cualquiera como pueda ser hoy no va a ser el que me mate, pero sí va a ser quizá el que te baje del trono, y eso también duele. Creo en el karma, el círculo de la vida, las acciones que vuelven y los precios a pagar. Creo que las malas personas antes o después reciben su castigo, la vida llega tarde o temprano con su factura. Pero también creo que la decepción que supone pensar que alguien no sea buena persona, o al menos tan buena como tú la creías, puede ser un dolor profundo e insoportable.


Después de sacarme las lágrimas he empezado a pensar en aquello que provoca mi sonrisa, en mi rotunda negativa a que el golpe me hunda, por mucho que en el impacto me haya tirado al suelo. Y es por eso que hoy te necesito, necesito ver tu sonrisa, y que vengas, como ya viniste cuando al tenderme tu mano y buscarme encontraste un alma rota que te entretuviste en componer con tus ilegales manos.
Cúrame el ala, que pueda volar otra vez si no puedo quedarme contigo.

lunes, 19 de agosto de 2013

La playa

Y así, sin la percepción que podía suponer el acto de avanzar, dejar cosas atrás, mirar la arena para no encontrar las huellas hace un momento marcadas nunca más, con la seguridad de haber almacenado cada recuerdo, guardado cada ruta y atesorado cada palabra bonita, dejó que la brisa ejerciera su voluntad y se encargara de sus pasos. Ya no tenía por qué oponerse a nuevos e indefinidos rumbos, pues bien sabía que allá donde fuera también saldría el sol, también habría tormenta…
Había vendido su casa, vaciado sus bolsillos y despojado su vida de aquello que le pudiera recordar una vida que no fue, un sentimiento que murió, de pena, en la soledad de haberse creído inventado para dos. Todo muy poco a poco. Un incendio de recuerdos y verdades a medias estaba consumiendo su alma. Todo muy poco a poco. Apenas unos días antes descolgó la última foto de la pared, ya sin rabia o recelo, sin felicidad. Hasta que llegó el rescate. Alguien se coló en su casa, sin permiso, sin maneras. Le quitó todo: hasta sus miedos. Aún mientras veía unos brazos extraños rodear su cuerpo, una parte de su ser se aferró a una memoria pasada; aún por un momento se torturó con el desbanco de sus emociones.
Pero poco, muy poco a poco, empezó a reaccionar, a sentir una extraña atracción por el deseo de posesión que lo intruso provocaba. Cedió, como cede ante la vida aquel que lo  ha perdido todo. Se fundió con lo extraño, no daré más detalles, y tras el paso del huracán sintió la fuerza que le faltaba para escribir un nuevo episodio. Corazón en mano y tembloroso, sentimientos indefinidos y ganas de escapar le movían ahora. Quizá, pensó, a veces nuestras mitades han de encontrarse por un momento. Quizá hay personas que aparecen de mundos donde también se ahogan y vienen a enseñarnos algo, a recordarnos que estamos vivos. Quizá, ¡Ojala!, la otra parte también aprende. Lo importante es que después se marchan sin hacer ruido. Y no duele. No hay lágrimas, pues suele ocurrir que el rescate se produce cuando las has agotado todas.
Y así, sin la percepción que podía suponer el acto de avanzar, dejar cosas atrás, mirar la arena para no encontrar las huellas hace un momento marcadas nunca más, con la seguridad de haber almacenado cada recuerdo, guardado cada ruta y atesorado cada palabra bonita, dejó que la brisa ejerciera su voluntad y se encargara de sus pasos.

…y nunca miró atrás, para que se le olvidara el tiempo que le habían robado.











Gracias, sonrisa de verano.

sábado, 10 de agosto de 2013

Amor a quemarropa

El alivio que queda tras un dolor que no te deja respirar; sentir, como sintió ella que no era el fin. Un suspiro, ese momento tras una despedida en que una de las partes mira hacia atrás y ve partir lo que hace un momento lo rodeaba. El método más rudimentario, la medicina ilegal. Sudar, reaccionar, permitir ahora por si luego está prohibido. Llegar y disfrutar la sensación de haberlo conseguido.


"Dispárame" le dijo a la vida mientras se quitaba la ropa. "Dispárame, que ya estoy lista para mirar al sol".





lunes, 5 de agosto de 2013

Just...

Hoy pediría un abrazo reparador. Un abrazo para desquitarme de la fuerza que sale de mí cuando alguien a quien quiero pierde la suya. La fuerza que impulsa a dejar el descanso y unirme a la batalla; ese movimiento imperceptible del corazón que aunque agotado, se aferra a la vida, al suave movimiento de los pulmones, al oxígeno, a la ilusión que ahora es un recuerdo. La fuerza de las tardes que parecen perdidas, los anocheceres sin ganas, la falta de sueño. Tener sueño y tener sueños, la importancia de un plural. Una ese que de caerse arrastraría con ella los proyectos por cumplir, el empeño y los pasos que a pesar de ser pequeños perfilan un sendero de bienestar futuro. La decisión, la claridad de ideas... perderían su sentido de no ser por la fuerza, pequeña fuerza, que pinta, una S en nuestras vidas.
Una S plural. Una S de SIGUE.



Hoy pediría un abrazo reparador, y dejaría caer todo lo que siento, a cambio de sentirme pequeñita por un momento.

sábado, 3 de agosto de 2013

Palabras de Otros IV

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.

Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.

Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos… nah.

A lo que iba.

Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.

Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.

Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.

Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.

Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.

Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.

A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.

Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.

Haz ver que me olvidas.

Y me acabarás olvidando.

De verdad.

(Risto Mejide)

miércoles, 31 de julio de 2013

Visita a Madrid

Madrid, nuestra capital.
Esa ciudad tan bonita a veces infravalorada por parte de unos manchegos que por creerla cercana no se paran a descubrirla en profundidad. Creo que haré visitas algo más asiduas a Madrid próximamente, simplemente, porque perderme sola entre sus calles y paisajes, en su Retiro y mi retiro, me ha traído recuerdos de la vida que Praga me enseñó: la vida del autodescubrimiento. En ella aprendí que estar perdido sin un mal mapa en la mano hace valorar mucho más las llegadas.
Hoy estoy contenta porque Madrid me ha devuelto a mí.
Hoy estoy contenta porque Madrid ilumina los ojos de alguien indispensable; alguien que subido al escenario, consigue demostrar una y mil veces que los sueños, se pueden cumplir.


Sólo hay una cosa que no te perdono, Madrid: que tú también me lo recuerdes ...


domingo, 28 de julio de 2013

Fantastic Shine

                Hoy por hoy cuento con la desgracia de no ser feliz en el sitio que toda persona lleva siempre en el corazón no importa dónde o cómo se encuentre: su propia casa. Diversas circunstancias provocan en mí un desasosiego que me lleva a pretender la huida: quizá porque los eventos me agrian el carácter, quizá por la infinita tristeza que conlleva ver a los pilares de tu vida destrozando el mejor episodio de las suyas. Sea como sea, hoy pienso en la frase “Los amigos son la familia que nosotros elegimos” y asiento involuntariamente al saberme rodeada de personas sin cuya sonrisa todo este cuento llamado vida carecería de sentido. Y es por eso que, a pesar de mis ganas de irme, a pesar de la necesidad de un resquicio de luz en un túnel que empieza a ser algo tedioso y difícil, y sobre todo a pesar de que el cuerpo me pida marcharme y vivir sola, no me olvido de ninguno de ellos.




Ni de ti.

miércoles, 10 de julio de 2013

A mis Yos

Hoy recuerdo, no sin cierta añoranza, a una niña que conocí. Recuerdo su timidez, sus gafas y su risa, pero sobre todo recuerdo que a la temprana edad de nueve años se propuso firmemente convertirse en una “profe” de inglés.

Muchos y variados años han pasado desde entonces. De poder volver al pasado, esa niña no creería las historias que hoy podría contarle sobre cómo iba a cambiar su vida, cómo con el paso del tiempo, al igual que al resto, la vida la posicionaría en una serie de valores y principios que harían de ella un proyecto de persona de provecho. Creo también, sin ninguna duda, que el mejor consejo que podría darle hoy es que no creciera, aunque eso es tan imposible como volver a ver a esa niña: porque no se puede volver atrás, porque esa niña soy yo, y porque ya han pasado muchos años.

Ayer me sorprendí releyendo un texto que databa de 2009 en el que escribí: Los recuerdos son tan inalcanzables como algunos de nuestros sueños. No pude evitar sobrecogerme al recordar la pasión y la fuerza que movían aquellos escritos, ahora impresos y guardados en un cajón, con la misión de traer recuerdos cuando el cuerpo pida una dosis gratuita de nostalgia. No pude evitar sonreír y pensar que muy poco ha cambiado desde entonces.


Y ahora, en esta precisa tarde, he recordado a la niña que creció, vivió y llegó hasta el momento presente. A la chica de 2009, que desarrolló el gusto por la escritura con una pasión algo ilícita. He recordado los sueños, ahora más que nunca, a unas horas de poder ser lo que más he querido ser en la vida: una filóloga. Ambición y corazón se mezclan para provocar algo muy bonito: que ellas no hayan desaparecido. Que llenen esta etapa, con una simplicidad de vida que echaba de menos. De momento no necesito más.  

jueves, 4 de julio de 2013

Vis a Vis

Para dejar por escrito que no voy a abandonar...
y ponerle sangre al grito, de los que aman sin poder amar.

viernes, 28 de junio de 2013

On the road

Pasaba por aquí, casi con la timidez del que lleva tanto tiempo sin dar señales de vida que se expone a que al volver a casa le tiren de las orejas.
Muchas cosas han pasado, muchas y muy diversas. Un verano planteado con de todo menos descanso, unas sensaciones muy variadas, la extrañeza que dan las cosas que se salen de lo que acostumbramos. 

Una filología a unos días vista de ser una realidad, a pesar de que mi corazón/ordenador/paciencia van a llegar en la reserva. 
Una habitación redecorada, sin dolor ni rencor, sino con la seguridad de saber una etapa cerrada, con los cambios que conlleva, con la vista al frente. 
Planes difusos, poco marcados ya por las personas de alrededor. La vida sigue, ellos marchan, cada uno toma su rumbo, como es normal aunque nos cueste creerlo. A mí, tras nueve meses fuera de la madre patria, estar dentro de la misma península ya me vale, poco importan los kilómetros, cuando mueve más el coche el sentimiento que el acelerador. Por ratos de risa como los de ayer contigo, yo haría 200km cada día sin rechistar. Y a los que se marchan de la península este año, los visitaremos con alegría :) 


Me tienen tan ocupadas las horas del día que cuando llega la noche estoy agotada para caer en la cuenta de la vida personal. Hago deshago voy y vengo y a ratitos me duele el corazón. Charlas y consejos se suceden, unos más duros que otros, unos nos gustan más que otros. Pero no me muevo de mi sitio y, confieso, eso me hace sentir rebelde, a veces tonta también, pero sobre todo fuerte. Porque creo que no hay más fuerza que aquella que sacamos cuando no podemos. Momentos de reflexión, de contemplación, de calma; a pesar del movimiento de fuera, interiormente, estoy sentada. Mirando a la ventana, como a mí me gusta.

martes, 18 de junio de 2013

Palabras de otros (III)




Te odio.
Odio las canciones de amor
que traen tu recuerdo a mi casa.
Las ganas de verte.
Y odio
el cielo en tu rostro y las dudas
de echarte al olvido o llamarte
para contarte,
qué se yo,
que sigo existiendo,
que te odio por fin,
que no sé
si el mundo resiste sin ti.
Tanto te odio.

Te odio.
Odio la mañana, el café
sin planes, sin ti y en ayunas
perdura tu aroma y lo odio.
Envuelto en papel de colores
te envío bengalas, rencores.
Quizá recuerdes así
que te odio. También tu sonrisa,
la brisa arañando tu piel,
y mi corazón ya de paso.
Tanto lo odio.

Este viejo odio
que hiela los jazmines,
ama tu figura aborrecible.
[ De: http://www.dicelacancion.com/letra-te-odio-ismael-serrano ]
Y así si te marchas,
quedan los rencores
para recordarme las razones
de por qué me eres imprescindible,
de por qué te extraño aunque me olvides.

Te odio.
Odio tu belleza y a mi
me odio al saberme tan lejos
del viejo camino andado
rastreando hadas y cometas,
la estrella prendida en tu pelo.
Maldito lucero. Lo odio.
Odio odiarte tanto,
saber que te encuentras perdida
y la vida me impide encontrarte.

Yo odio
perseguir tu rastro,
cansado en este laberinto.
Cual hilo de Ariadna tus huellas
me llevan hasta el dulce tiempo
de besos, promesas. Lo odio.
Soy tan feliz
a tu lado que odio
que hoy ya no estés cerca,
y empieza a cansarme este odio.
Quizá si tuviera tus manos
Pero te odio tanto…



Ismael siempre se sabe explicar mejor que yo. Este odio aún es ese que utilizaba cuando lo que quería decirte en realidad era: te quiero. Y lo cierto es que es lo único que me queda.
Navego en un mar de tristeza pasando por la impotencia y la rabia que me da no escarmentar, que la historia se haya repetido. Y no sé cuánto tiempo durará, puede que otros varios años.


Eso sí, hoy he vuelto a sonreír, dentro de lo malo, pensando que vamos a batir el récord en despedidas de mierda.

domingo, 16 de junio de 2013

Escrito el 4 de mayo de 2013

Hoy me despertado más enamorada de ti de lo que es común en mí. Si se diera la ocasión, hoy creo que no dudaría en decirte lo que siento realmente; de hecho, creo que si en algún momento pasamos por uno de esos instantes de nostalgia y recuerdos me confesaré a mí misma como única autora del delito que supone haberle quitado pedazos a mi vida para dárselos a la tuya. Cualquier día de estos vas a venir con la noticia de una convivencia, una boda y todos esos momentos tan nuestros se van a terminar sin remedio, sin una oportunidad, un homenaje, para recordar la de sonrisas y lágrimas que arrancaron. Por eso hoy me declararía, en el sentido más medieval de la palabra. Creo que podría reconocer abiertamente hoy que he pasado los últimos años creando un momento en mi cabeza en el que de una forma u otra venías a buscarme, a decirme que es conmigo con quien quieres compartir tu vida en realidad. Hoy soy feliz porque te tengo de alguna manera, pero es posible que esto acabe pronto y sea, como he dicho, de una forma bastante radical. Hoy diría lo que tantas otras veces no he dicho porque sabía que la verdad sería demasiado dolorosa a mis oídos; hoy dejaría que me rechazaras abiertamente como medio para empezar a olvidarte de una vez, algo que tantas veces empecé a hacer y nunca quise lograr. No sé si he sido mejor o peor amiga, acertando o metiendo la pata siempre he estado ahí: siempre hemos estado ahí y casi no conozco otro modo de vida; me cuesta imaginar días en los que no serás la primera persona con la que hablo por las mañanas, la que plasma la luz en mi cara hasta bien entrada la noche. Hoy te pondría en el compromiso de decirme que a la que quieres en verdad es a ella y que yo sólo soy la amiga en la que siempre pudo confiar…y cuando me lo digas me iré para siempre, en la pequeña felicidad que me dará la certeza de saber, que en esos momentos estabas pensando en mí.









Qué ojo tengo. 

viernes, 14 de junio de 2013

Balance (II)

Fin del sueño Erasmus.


Acaba esta gran etapa de mi vida; una etapa que no me ha dejado indiferente en ningún aspecto. Mi corazón se divide hoy entre la ciudad y las personas. Cuando el verano pasado escuchaba decir de Praga que era una ciudad de cuento de hadas no sabía hasta qué punto era verdad. Estoy hasta orgullosa de mi pésima orientación, que tantas veces me ha llevado a perderme entre esas calles de infinitos adoquines con edificios que parecen querer contar una historia. Hoy he subido por última vez al castillo, para desde allí contemplar la ciudad en lo que espero, es un hasta pronto. Praga tomó en septiembre mi corazón, y aunque hoy se ha quedado buena parte de él, me lo ha devuelto rejuvenecido, curado y lleno de luz. Estoy en deuda con ella, por recordarme quién soy, devolverme a los orígenes sin perderme en el camino y ser, en todo su esplendor, la mejor compañía que he tenido.

El firme propósito de hablar inglés se cumplió con éxito al encontrar a la mejor y más variada familia internacional. No hace falta entrar en detalles: los quiero a todos por igual, con sus dispares formas de ser. Hemos compartido risas y lágrimas y nunca imaginamos que el tiempo asaría tan rápido. Llegar sola a una nueva ciudad y una nueva vida y volver con un puñado de amigos en el bolsillo ya dice mucho como balance a este curso.

Fin de curso y fin de carrera. La etapa que se va distará mucho de la que venga, pero ya no estoy preocupada. En cierto modo, estos últimos días he vuelto a primero de carrera; quizá el "Gran Gatsby" lleva razón y sí que podemos recuperar el pasado, o al menos traernos parte de él al presente. He encontrado el equilibrio en una balanza que se mide entre la tristeza de lo que queda atrás y la alegría de saberme página en blanco. Por primera vez en mucho tiempo mi mundo ha dejado de tambalearse y sólo conoce el suave movimiento de unas sensaciones que se disponen a crecer.

A mi fuente de inspiración: gracias por los consejos, las riñas y las infinitas risas en la no-distancia. Gracias porque has hecho que no me dé miedo volver. Ahora no puedo parar de escribir una historia, movida por la curiosidad de saber cuál es el final.

No he echado de menos mucho, porque he sentido a todos muy cerca. Y aunque muchos pensarán lo contrario, no he cambiado, sólo me he reencontrado. Hacía demasiado tiempo que no era yo. Lo verdaderamente importante no cambia, ni con nueve meses, ni con dos mil kilómetros. Ahora que me conozco tanto y me he reconciliado con mis fantasmas ya sé quién soy. Esto ha sido una etapa, sí, pero de clasificación: la verdadera carrera da comienzo ahora.


Estas son mis conclusiones objetivas. Creo que entrar en lo que se desea o espera ahora es pedir demasiado. Prudencia, paciencia, calma y muchas ganas de escribir. Con eso podemos tirar otro poco tiempo.

Si sentirse bien con uno mismo es positivo, así de positivo es mi balance final.










María. Erasmus 2012-2013

lunes, 10 de junio de 2013

Fuente inagotable de inspiración

Descolgando las cosas de la pared, imaginando a mi padre al lado diciéndome que tengo el síndrome de Diógenes y entre la nostalgia que me da tener que meter nueve meses de vida en esta preciosa ciudad en una maleta, he caído en la cuenta de que estaba rasgando folios que de haberse tratado de septiembre estaría archivando con ímpetu.
Rasgar folios es algo insignificante y sin embargo hoy ha sido la prueba más clara de mi cambio: cuando vuelva a España habré simplificado una gran parte de mí y habré dejado muchas cosas en la papelera: la física y la emocional. Se acabó guardar, hace daño. Estoy escribiendo lo más importante que tengo y guardándolo en el bolsillo secreto de la parte de atrás de mi cuaderno para que no se me olvide; pero he roto con el pasado. Hay muchas cosas que no quiero para esta nueva versión de mí. Hago los trazos de los próximos capítulos de mi vida, borradores de una novela aún sin escribir, pero he tirado aquello que al contemplar me recuerda que ha dolido. Ya no merece la pena.
No me había dado cuenta de que he estado cerrando párrafos sin saber que tú eras el gran capítulo, el epílogo  de esta etapa que está por concluir, y sin él no podrá salir el libro a la luz. Reconozco que me aterra la idea de pasar página.

Olvidarte sigue siendo algo que muchas veces intenté hacer, y nunca quise lograr.

domingo, 9 de junio de 2013

Libertad y condena

Cuando pienso en la tranquilidad que podría suponer para mí hablarte de lo que de verdad pasa  y que me escucharas, creo que las consecuencias serían demasiado dolorosas e insoportables; es ahí, cuando caigo en la cuenta de que entonces un sentimiento puede ser más fuerte que una necesidad. Cuando la condena impuesta precede la liberación puede que tengamos un problema. Si el problema es alto, guapo y ocupa tus últimos pensamientos antes de irte a dormir ya no hay salvación. La libertad que nos da sentir nos encierra de alguna manera en los pensamientos que albergamos hacia lo que queremos, volviendo a caer así en el lado ambiguo de casi todas las cosas de la vida.
No es buena señal sentir que dejar correr los sentimientos significaría perderme, perderte; tampoco lo es querer quedarse en la cárcel si tenemos la llave en el bolsillo. De alguna forma, todos somos reos con una sentencia marcada por la muerte; de alguna forma, todos somos libres por el don de palabra y pensamiento.
Quizá como me taparon los ojos, me equivoqué al creer que al final del corredor, vas a estar tú.


Ahora que tengo libertad para quererte, ¿Es el momento de empezar a olvidarte?

jueves, 6 de junio de 2013

Yo mi me y la cobardía

Llevo un par de días dándole vueltas a la idea, o a mi idea mejor dicho, de cobardía. No me he atrevido a tomar las teclas por una mezcla de falta de tiempo y exceso de rabia, mala combinación cuando se trata de escribir (o de escribir de manera pública al menos).

Llevo un par de días rebuscando dentro de mí para enfocar la sensación que me produces, a través de la propia forma de ser, errores incluidos. Creo que desde que comparto tanto tiempo conmigo (por no decir largos ratos de soledad y hacerlo dramático), he aprendido a canalizar mejor los hechos; he ganado en paciencia, incluso en tolerancia. Por supuesto, sigo leyendo "alguna vez que otra" que tengo mucho genio, que doy un poco miedo, soy ordeno y mando y como niños (pero como lo leo de mis amigos, lo tomo como crítica constructiva). Nunca lo negaré, como tampoco alguien escuchará decir que no merezco lo que me está pasando: sabría que en algún momento la misma vida haría justicia por las veces que pude hacerte daño; sin embargo, te pido disculpas, me quedo con mi carácter de ogro, pues prefiero pecar de gruñona, que de orgullosa.

Y es que para mí orgullo y cobardía se dan la mano. El cobarde se disfraza de orgullo para que no sepan de sus carencias; el orgulloso esconde la falta de valor para decir lo que piensa de verdad.

No voy a cometer el error de juzgarte, porque buscando y rebuscando me he reencontrado con momentos en los que  me faltó el valor para dar un golpe sobre la mesa, decir lo que de verdad sentía y tomar las riendas de mi vida; me habría ahorrado muchos huracanes. Ya no se puede volver atrás, pero se puede aprender para evitar que vuelva a ocurrir. He aprendido mucho, me has dolido mucho. Por demostraciones de cobardía y orgullo como estas, me has hecho resurgir. No sé si soy mejor, quizá sólo un poco más atrevida: no tengo cobardía cuando se trata de expresar como me siento, para bien o para mal nuestro tiempo está contado.


Nadie es culpable de estar dolido, todos tenemos derecho a un mal día o a un ataque de rabia;
pero sin orgullo, por favor. Así será más fácil levantarnos al día siguiente y pensar, que después de las tormentas...





Ojala resurjas.

martes, 4 de junio de 2013

Lágrimas

Venía hoy en el bus pensando que las gotas de lluvia que no pueden sostenerse en los cristales y caen parecen lágrimas, sin saber que luego por la noche me iba a tocar a mí llorar.


Una vez me dijeron eso de "Quien bien te quiere te hará llorar" y reconozco que siento verdadera rabia hacia esa frase, quizás por aquello de que es verdad, y la verdad duele. Poco a poco aprendí que, como siempre, los contextos varían y una misma frase tiene distintas aplicaciones según el momento.

Entendí que alguna "arenga" de mis padres me ha hecho llorar alguna vez y pocas personas me querrán más. Entendí que hay amigos que te quieren bien y te hacen llorar...de felicidad.


Creo que a veces cuando contamos las cosas a los demás y las escuchamos en alto de nuestra propia voz, caemos en la cuenta de ellas mucho más que hasta el momento. Cuando yo hoy me he reunido con mis amigos para comunicarles las razones por las que no podré estar con ellos en el viaje de despedida, me he dado cuenta de los pocos días que quedan, de lo mucho que los echaré de menos, de que son mi familia.
Cuando después me han dicho que volverán un día antes para que podamos salir a cenar y tener una despedida que me incluya, han caído las lágrimas.


Al volver a casa he entendido que quien bien te quiere te hará llorar, para bien. Siempre para bien.
Así que he roto mi pacto de odio hacia esa frase, aunque sigo mostrándome escéptica en alguno de sus lados: me seguirá costando entender que a veces entreguemos nuestro corazón a quien lo moja con llanto.









No te me pongas triste que sabes que así
los buenos momentos se alejan de ti
y a veces parece que no fuimos nada.
Desde el pardo silencio de este cielo gris, 
te traigo la estampa que nunca perdí
que son nuestros cuerpos envueltos en llamas.

-Tú no te me pongas triste.


lunes, 3 de junio de 2013

Flood

Inundación. Inundaciones.
El agua que es la vida... la fuerza del agua... la inundación como nuestra vida.

Llueve, llueve y llueve. Y en algún momento, la lluvia deja de ser relajante y agradable; el sonido de las gotas rebotando contra la ventana no te ayuda a dormir sino que empieza a quitarte el sueño. Llevar paraguas ya no es suficiente porque sabes que de todas formas tus pies se van a llenar de barro. El ambiente se empieza a revolucionar cuando cortan las vías de comunicación, ya no hay forma de ir al centro. Y cuando el río no puede más se desborda, la fuerza del agua arrasa con todo, causa destrozos, pérdida pero sobre todo impotencia: la de saber que no se puede hacer nada, que contra eso, no podemos luchar.

Pero después para de llover, sale el sol, se lleva el agua. Es tiempo de regenerar, reconstruir y "reesperanzarnos": ¿No es eso la vida muchas veces?

Lluvia como fuerza de la vida.










Ahora bien:
Me fui a vivir a un piso de Ciudad Real en el que en dos años explotó el calentador y casi se nos viene abajo el techo por una inundación en el tejado.
Me fui a Londres el mismo verano y en la misma fecha de los atentados y consecuentes incendios.
Vine a Praga a presenciar una explosión en el centro mientras me dirigía al centro y ya me caí dos veces en la nieve de un invierno que no parece querer acabar.
Tampoco nos vamos a asustar mucho ahora por cuatro gotas...¿No?






Feliz Comienzo De Semana.

domingo, 2 de junio de 2013

La vida no es para siempre (S.F)

"...y así golpeamos, como barcos contra la corriente, arrastrados incesantemente hacia el pasado."
(Scott Fidzgerald - The Great Gatsby)


A pesar de haber leído la novela, la película me ha dejado sin palabras.



La brevedad de una vida medida por un sentimiento del pasado.
Yo te entiendo Gatz, yo te entiendo.


“Can’t repeat the past?…Why of course you can!” 

viernes, 31 de mayo de 2013

"...agarra el cordel con esa fuerza de quien ha perdido casi todo" - Ismael Serrano


Virginia Woolf desafió al modernismo británico del siglo XX jugando con el subjetivismo y el monólogo interior. Las experiencias cotidianas y reales de nuestra vida quedaban filtradas por la percepción de sus personajes. Ella definía como “Momentos de vida” aquellas situaciones en las que somos conscientes de nuestra propia existencia, nuestra presencia en el mundo, la maravilla de lo que nos rodea y la suerte de podernos apoyar en el pasado para seguir caminando, sintiéndonos afortunados. Estos momentos lúcidos quedan ambiguos si los consideramos desde la óptica de una grandiosa mujer que decidió acabar con su vida arrojándose desde un puente. De haberse dado la oportunidad de envejecer, seguramente Virginia Stephen, como era su nombre de soltera, nos habría dejado muchas más enseñanzas valiosas e inmortales.


Yo me alegro de haber tenido la oportunidad de conocerla a través de sus escritos, primero en el ámbito más personal, en su carácter arraigado en su creencia del derecho de la mujer; después en lo profesional con todas sus obras. 



Ahora recuerdo que en el cambio de mes de abril a mayo le pedí a este que se portara bien conmigo y lo cierto es que creo que ha hecho todo lo que estaba en sus manos. Mayo me ha traído emociones del pasado, muchos sentimientos arraigados de momentos que ya se han ido y una parte de mí quiere recuperar. Mayo me trajo una preocupación fuera del alcance de mi mano que ha resultado resolverse: hoy, sabiendo que ya estás curado y que todo está en orden, respiro mucho más tranquila que semanas atrás. En mayo me has apartado de tu vida radicalmente y a pesar del pánico que siento al pararme a pensar en las consecuencias, que supongo, serán palpables desde el momento que pise Barajas, puede que esté hasta un poco agradecida. Es ambiguo, lo sé, pero no he tenido más remedio que aferrarme a lo único que tenía aquí: yo. Y cuando eso fallaba estaba él, que tiene el don de llegar en el momento justo con la palabra apropiada; la prueba más clara de que no hay distancias.
Me he recuperado, he trabajado cuando tenía fuerzas y cuando no, soy yo misma, no me he perdido; me he lanzado al ruedo y he salido por la puerta grande.


Por eso hoy, califico estos últimos días de mayo como "Momento de vida" o, en lengua nativa de la escritora, "moment of being". Mayo se irá en apenas unos minutos y me atrevería a decir que es el cambio de mes que más acusamos. Primero porque como dice mi abuela "ya hemos mediao el año" y segundo porque sentimos el verano más cerca y las cosas parecen tener una óptica distinta cuando se miran desde el sol y la buena temperatura (cuando llegue).


Pero ya no te temo, junio. Esperándote estoy, con los brazos abiertos.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Ni siquiera queda poco.

Ni siquiera queda poco: quedan días.
Ni siquiera es medio mes: es una cuenta atrás.

Me pesa que el reloj marque las doce, porque cada día que se va es un pequeño tesoro robado por el tiempo y cada día que viene supone el reto de quererlo vivir, intensamente, 24 horas. La impotencia de no poder disfrutarlo como me gustaría y pasear todo lo que quisiera por la ciudad que me ha robado el corazón es un lazo que me va ahogando muy lentamente. No veo el final del camino, no veo el momento de echarme a la calle para el disfrute de cada adoquín y cada fachada.

Y espero que cuando ese día llegue y alcance mi preciada libertad me sepa a una vida. Porque después...recibiré el seco y doloroso golpe de tenerme que ir, dejando aquí nueve meses de mi vida, muchas personas y unas vistas que espero el tiempo no borre de mi memoria.

¿Y después?

Después vendrán los reencuentros, que siempre se mojan por una lágrima que no sé bien si quiere decir "me alegro de estar aquí" o "ya estoy echando de menos lo que he dejado" y tras el revolcón con mi abandonada durante cinco meses y amada cama, me despertaré y el día consistirá en una serie de preparativos que me llevarán a media tarde al final de otro camino: la carrera.
La graduación supondrá abrazos, risas, orgullo paterno y nostalgia. Los amigos que quedan, los momentos que se van. La vida vuelve a separarme de algo que quiero.

La graduación terminará con la acogida de mi antiguo hogar para pasar la noche, o la mañana, según terminemos. Volveré a sentarme en el borde de aquella cama y con una sonrisa bastante nostálgica pensaré que si las paredes pudieran hablar no dejarían a nadie indiferente. Vuelvo al sitio donde todo empezó, a decirle adiós para siempre con las mismas personas que emprendí el camino (y algún nuevo fichaje).


Estos días me hace mucha gracia pensar qué habría sido de mí de no haber llamado al anuncio de la inmobiliaria mientras nos comíamos un bocadillo sentados en la plaza leyendo el periódico. Qué habría pasado si hubiésemos elegido el dúplex en lugar de aquel piso que nos gustó por tener armarios empotrados a pesar de que residí tres años en la única habitación que no tenía. Eso ya nunca se sabrá: ahí reside la magia de las decisiones en las que vamos basando nuestro camino, el de nuestra vida.

Me aventuro a decir que de no haber sido "los de la Calle Toledo" mi vida ahora sería muy distinta, pero lo cierto es que no cambiaría ni un sólo detalle, ni una sola conversación de balcón, de habitación, ni una broma, ni una subida en ascensor.
Cuatro años han pasado... cuatro y sigo casi donde empecé:
emplearé ese motivo para evitar la nostalgia.



Por ahora... Praga.





Quizá esto es una forma de remover el cuerpo muy temprano, aún quedan días. 
Pero mejor fuera que dentro.
Cuando todo pase, quedaré a prueba de bombas.





lunes, 27 de mayo de 2013

Flor de Primavera

Se va a marchar una semana que con poco ha terminado mejor de lo que empezó. Y a pesar del mal tiempo que no parece quererse marchar entre viento y lluvia, yo tengo pensamientos primaverales.


Mi devoción por las rosas y los tulipanes de color amarillo es casi de dominio público, pero hará cosa de unas semanas que mi subconsciente utilizó esa preferencia para mostrarme mediante un sueño la situación actual en la que me encuentro, mostrándome una amplia gama de tulipanes amarillos...y rojos.
Como tengo buena memoria y sé retener los sueños cuando me levanto freudiana y considero que intentan decirme algo, me dirigí a la persona que mejor los sabe interpretar (y que lo hace acorde a lo bien que me conoce) y que siempre emplea la misma frase cuando lo hace: Tienes un subconsciente muy sutil a la hora de decirte las cosas.
En ese momento empezamos a considerar los significados de los tulipanes. Resulta, según me he documentado, que el tulipán amarillo y su más bien moderna popularidad a la hora de hacer un regalo y expresar sentimientos de felicidad, posee el significado del amor sin esperanza; mientras el rojo, por el contrario, representa el amor, el amor verdadero y lo que es más importante: la creencia en el amor.

Después de la magistral clase de jardinería caí en la cuenta de que la interpretación fue certera y mi situación similar: los últimos acontecimientos han puesto muy a prueba mis capacidades emocionales; he pasado por el escepticismo, la ignorancia, la impotencia y la tristeza, los más diversos tonos amarillos que se le puedan atribuir a un tulipán. Ha sido un proceso de renacimiento, marcado por la misma escritura, las líneas que me han llevado poco a poco a ser yo misma otra vez a pesar de los malos momentos, a recuperar mi esencia. Dicen dicen, que lo he hecho bien, que he sabido demostrar que sigo siendo yo y no perderme en el camino que ha supuesto pasar este año lejos de casa  ;)  . Si es cierto o no, no me toca a mí valorarlo, pero hoy por hoy una cosa si es cierta: elijo tulipán rojo.

No tengo a quien regalárselo, ni quien me lo regale, pero no es eso lo que me preocupa. Lo importante es que estoy dispuesta a dar el primer paso, el que supone volver a creer, con todas las letras, en el amor y las cosas buenas que eso trae. Estoy dispuesta a esperar porque quiero que esta vez la espera merezca la pena; estoy dispuesta a volver a creer en unos ojos que sólo me miren a mí.




Hoy me quedo tulipán rojo, aunque no por ello me han dejado de gustar los amarillos.







viernes, 24 de mayo de 2013

El problema





Es imposible que me olvide de ti. Lo sé porque varios años después sigo siendo incapaz de dormir si no es pensando que vienes a buscarme y te quedas para siempre.


Y hoy que no tengo ganas de dormir porque he sentido muchas y diversas emociones a lo largo del día, vuelvo a darle vueltas a la historia. Y repaso los detalles acontecidos y los que se quedaron por pasar. Y no paro de preguntarme por qué por qué por qué...


Y me acuerdo del pobre Atlas que cargó para siempre con el peso del mundo, o en los diabéticos que viven siempre atados a la obligación de una dosis de insulina diaria (o dos, como dice mi abuelo cuando se le va la mano). Y pienso en si serás tú mi patología particular y pierdo ratos y ratos pensando en lo que no es posible y me sumo en una impotencia que es muy dulce, y sabemos que lo dulce engancha.

martes, 21 de mayo de 2013

La Grandeza de Lo Pequeño

Hoy digo que no a la espiritualidad, los rezos y la meditación. Hoy digo que no a las misas y los rituales.
Y no... no es que haya perdido mis creencias.
Es que creo que no hay nada más satisfactorio que estando al otro lado de la pantalla y a tantísimos kilómetros de distancia, tener la certeza de haber hecho sonreír a alguien cuando tú no tienes ni ganas, ni fuerzas, para respirar.

lunes, 20 de mayo de 2013

Voy a intentar ser directa, a ver qué sale.

Dejé una puerta entreabierta. Tú has dado un portazo.
Nunca dije no. Optaste por ignorarme.
Yo dije "Tiempo". Tú has dicho "Nunca".
Ahora no sé si leerás esto, pero poco importa ya.







Un domingo que se va con las lágrimas que trajo.
A penas la primera hora del lunes, y esta semana ya se presenta importante, intensa, rara.
Por los que se van por propia decisión y los que estando lejos queremos seguir estando. Mañana, querido primo, estaré contigo en alma. Ya le has cambiado el motor al coche, esto es sólo ir a pasarle la ITV.

jueves, 16 de mayo de 2013

Lo peor no es que seas imposible. Lo peor es que seas perfecto.

Porque un día de autoestima lo tiene cualquiera, ella se levantó aquel día con muchas horas de sueño en el bolsillo y ganas de comerse el mundo. Ducha y desayuno en albornoz adornados por la música de Frank Sinatra y el que hasta ahora parece su más digno sucesor: Michael Buble. Sonreía mientras se ponía lo mejor que tenía en el armario para verse bien evitando la provocación más directa y pensaba en cómo sería la noche de aquella mañana que tan de película se había presentado.

Terminada la jornada laboral se dispuso a comer en el centro, llevando aún en la cabeza las últimas palabras del jefe de departamento: "Nos vemos mañana.... o en el futuro". Bastaba con eso para mantenerla feliz, a pesar de que la situación con él le hizo pensar que por primera vez en su vida tenía un prototipo de hombre ideal, algo que hasta el momento no había conseguido definir. Ahora, la idealización había pasado a tener una cara, un nombre y un carisma, muy difíciles de encontrar.

Una parada en la oficina de correos y una idea repentina: comer enfrente. Nunca se había decidido a entrar a esas cafeterías "Coffee Lovers" que podían encontrarse en varios lugares céntricos y aquella parecía la ocasión perfecta de tomar un sandwich y un coffee, aunque sin lover.

Una vez encontró una mesa pequeña para no robar mucho espacio, se sentó a contemplar el nuevo sitio con el encanto que tienen las primeras veces en un mundo que parece carecer cada vez más de ellas. Fue entonces cuando lo vio. También cuando él la vio a ella, a cada cual, más sorprendido.
Era el hombre perfecto. Parecía sacado de una película tipo...Los chicos del coro. Vestía quizá demasiado clásico para la época y para la temperatura, pero sin duda lo que más impacto causó en ella, es que estaba escribiendo. Así que ni corta ni perezosa sacó de su bolso el bolígrafo y abrió su cuaderno, el que yo ahora tengo en mis manos:



           "Un chico guapísimo escribe, me mira y sonríe. Pienso en que quizá yo algún día pueda ser escritora; y venir a Praga a verte, a comer tarta y que me sonrían. Que me sonrías. 

He pasado 22 años creyendo que no tenía prototipo de hombre ideal; 4 de ellos convencida de que el hombre de mi vida eras "tú", 6 meses soñando con un imposible y finalmente, exhausta, me siento en un café y encuentro lo que quizá más necesito, alguien perfectamente alcanzable que me recuerde lo joven y guapa que soy, lo bueno que me queda. Hoy es, definitivamente, un día de película; ¿Por qué no? Esta Carrie también merece su Big. Ya va siendo hora de que alguien me vuelva loca con una mirada, que me apunte su teléfono, que haga por conocerme, que se ría por mí y no de mí.

Un cruce de miradas entre nosotros y un par de ellas al infinito para recavar pensamientos. Me pregunto qué estará escribiendo en tinta verde. No paree que esté estudiando. Nuestras miradas se acababan de encontrar, debo estar roja. Me ha sonreído, he devuelto la sonrisa. Y si hoy tenía que ser un día de película, ¿Qué final tendrá? Al fin y al cabo, apenas es la hora de la siesta. Ni siquiera sé su nombre y el misterio sólo hace que me guste un poco más. 

Ojala no se vaya sin decir nada, ¿O debería decir yo algo? "Hola, me llamas la atención, soy española, ¿Salimos?" Muy original. Quizá tenga novia...o lo mismo es gay. 
Sea como sea, hay una realidad: los dos estamos solos y ya hace rato que se terminó el café. 
¿Creerá en el romance?


Para cuando terminó de escribir recordó que había quedado en algo más de media hora y decidió desmontar el tenderete literario y marcharse de allí. Tenía un sobre de azúcar blanco con el número de teléfono escrito y ni siquiera se había molestado en ocultar su intención, esa que sabía que no era suficientemente valiente para llevar a cabo. Cuando lo vio recoger su bolígrafo, su cuaderno, echar un vistazo al estado de la cámara analógica de su mochila y levantarse, esperó a que se fuera primero. Él le dedicó la mejor sonrisa y se fue, y ella detrás, con toda su voluntad. Caminó tras él preguntándose si debía o no debía hacerle aquel "dulce" ofrecimiento hasta darse cuenta que sus caminos iban a separarse. Quedaba tiempo hasta la acordada cita de las 16:35 y caminó tras él unos metros más por una calle que ya no le correspondía. Él la vio. Ambos comenzaron a tocarse el pelo y colocarse las gafas de sol. Cada uno en una acera, en silencio, ignorando lo demás. Ella no contaba con su parada técnica en un banco, así que con una última mirada de soslayo, se fue.

Llegó a la cita con mucho tiempo de sobra y un mensaje que anunciaba retraso, así que decidió sentarse a esperar y así poder releer ahora con más tranquilidad su cuaderno. Para cuando hubo terminado el primer párrafo se dio cuenta del error que podría suponer haberlo dejado escapar y no volver a encontrárselo nunca más. Agarró el bolso y el cuaderno y corrió, corrió desandando el camino que la pudiera llevar a aquel banco, en parte pensando si aquello era una buena idea, en parte sabiendo que de no hacerlo se arrepentiría toda la vida. Pero al llegar ya no estaba.

Le dio tiempo a volver a ser la primera en el encuentro planeado. Volvió a sentarse a esperar. Y entonces pensó, como ya sabia, que la perfección no existe sino que somos nosotros los que damos al momento o a las personas la óptica de lo que deseamos o necesitamos. Pero sobre todo, pensó que las oportunidades no suelen tener un bis y que la próxima vez, no volvería a casa con un sobre de azúcar entre las hojas de su cuaderno.

martes, 14 de mayo de 2013

¿?

Hoy me he sentido un poco mayor. Invitada a un concierto de la coral y orquesta de la facultad de educación y posteriormente acoplada en el aperitivo para tomar dos copas de vino, conocer gente y volver pronto a casa. De cualquier manera ha sido interesante, me gusta empezar a tener esta clase de "compromisos sociales" y saber manejarme sola. Reconozco que siempre me ha gustado la independencia que da moverse de un lado para otro en el sitio donde vives a pesar de lo que marca tu situación sentimental. De hecho creo que mis padres llevaban razón, cada cosa tiene su momento. Y hoy por hoy no me parece faltarle el respeto a nadie el hecho de saber ponerme algo elegante y dar una vuelta por el centro, tomando ventaja del siglo en el que me ha tocado vivir.

El problema, como siempre, es que a pesar de todo, a pesar de la confianza en mí misma y de los "altos espíritus" como dicen los ingleses, en los que vuelvo a casa después de este tipo de encuentros, estoy exhausta ante la idea de que al volver, lo que más me apetezca, sea hablar contigo.

domingo, 12 de mayo de 2013

He doesn't let you go.

Después de estar con ella siempre me apetece escribir. Quizás por aquello de que nunca me había sentado delante de alguien que viniera a contarme mi vida. Qué gran espejo...

Me siento a esperarla y me adelanto con el café porque sé que va a llegar tarde. El camarero es el más claro ejemplo de por qué algunos checos necesitan unos años más para salir de esa mentalidad que los deja aún hoy en el pasado. Reconozco que aunque no sea muy correcto, me siento a esperarla como más me gusta, con la espalda apoyada en la pared y mirando por la ventana. 

Entonces llega, y desde el momento que se sienta ya no puedo mirar otra cosa que no sean sus ojos verdes. Me cuenta lo que le ha pasado, lo feliz que la hace sentir, esa forma tan suya de medirla, de persuadirla. Cómo se le caen las ideas al suelo cuando él entra por la puerta. Sabe que cuando se vaya lo echará de menos, pero también sabe del buen recuerdo que le dejará. Sabe que hay que tener cuidado cuando se trata de pisar la línea del enamoramiento, pero no por eso le da miedo dejarse llevar. No puedo evitar sonreír cuando me dice que está bien ser un poco reservado y tener tus propios secretos y fantasías. Kasia dice que lleva mucho tiempo haciéndose preguntas pero que no hay vida si pudiéramos tener todas las respuestas. Que sus pasos la llevan al mismo lugar aunque intente dejar la mente en blanco, porque los sentimientos no se pueden apagar. 

"...and what about you?" me dice,

y cuando termino de hablar... bueno, me dice cosas que ya sabía, solo que a veces agradecemos que nos digan desde fuera. Para saber que no estamos locos.

sábado, 11 de mayo de 2013

Vino (II parte).

La felicidad de las cosas pequeñas no deja de ser una suerte. No sabía que a dos mil kilómetros podría haber una noche como las de antes, de cena bebida risas y chismorreos hasta que nos entre el sueño. Mi Yang, mi otra visión de la historia, la realidad para el delirio, el ánimo para el desánimo.


Tanta mezcla de pensamientos me ha llevado a un recuerdo de los lunes que comíamos de "taper". Decía Sergio, que así es como lo llamo artísticamente, en uno de nuestros debates, que el hombre de tu vida no tiene que ser aquel con el que compartes los días sino la que por múltiples razones crees que lo es.
Hace justo un año estaba demasiado preocupada por las despedidas: hoy estoy tranquila con los futuros encuentros: Serás mi despedida para volverte a ver.

Hoy es el día, "la última vez".   

Predicho, dicho y hecho

"...y si estás preparado sobre todo a afrontar y a perdonar algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no te será negada".

Muy fan de toda búsqueda de la verdad, pero más aún convencida de que la verdad vive en cada uno de nosotros. Enfrentarse a ella o no…es otra historia.
No sé si pensar que las verdades golpean últimamente más que de costumbre o pensar que las veo ahora más que antes porque tengo más tiempo para pararme a pensar. No… yo no puedo arrojarme al vacío. Aprendí a retenerme, sujetarme, irme o quedarme sin hacer ruido y creo que ahora ya es tarde para dar un golpe en la mesa. O a lo mejor es cierto…nunca es tarde y lo único que pasa es que sabemos que la verdad va a doler.
Estarás tan segura de que me has olvidado… una cosa está clara: las seguridades o inseguridades no  implican la verdad. La cualidad suprema debe de  ser conformarse.

Una certeza me queda para esta noche que se ha presentado llena de canciones: el mensaje de las letras se clava, ya no sé bien si por los recuerdos o por esas cosas que no se dicen y quedan suspendidas en el aire. La impotencia que da algunas veces levantarse y pensar que no hay tiempo, ni distancias, ni sueños ni hechos que cambien la verdad, mi verdad.
Fue un amor tan ciego que enseguida lo vi claro. La claridad ciega, para qué negarlo.

¿Verdad o ceguera?

viernes, 10 de mayo de 2013

Palabras de otros (II)

Porque un escritor como él, va a saber expresar lo que el día de hoy (y este curso) me han aportado mejor que yo:


Danos hoy, Señor, nuestro milagro diario.

Incluso si somos incapaces de percibirlo porque nuestra mente está centrada en grandes hechos y conquistas. Incluso si estamos demasiados preocupados con nuestra vida diaria para saber que nuestro camino fue cambiado por él. 

Y cuando estemos tristes, ayúdanos a mantener los ojos abiertos a la vida que nos rodea: una flor abriéndose, las estrellas en el cielo, el canto distante de un pájaro o la voz de un niño cerca.

Ayúdanos a entender que hay ciertas cosas tan importantes que las tenemos que descubrir sin ayuda de nadie. Y que no debemos sentirnos solos o desamparados, porque Tú estás ahí con nosotros, dispuesto a intervenir si nuestros pies se acercan peligrosamente al abismo. 

Ayúdanos a seguir hacia delante a pesar del miedo, y a aceptar lo inexplicable a pesar de nuestra necesidad de explicar y saberlo todo. 

Ayúdanos a entender que la fuerza del Amor recae en sus contradicciones y que el Amor dura porque cambia y no porque se queda igual sin asumir ningún reto.

Y a entender, también, que cada vez que vemos al humilde elevado y al arrogante modesto, somos testigos de un milagro.


Ayúdanos a saber que cuando nuestras piernas están cansadas, podemos seguir caminando gracias a la fuerza en nuestros corazones, y que cuando nuestros corazones están cansados, aún podemos continuar gracias a la fuerza de nuestra Fe.


MANUSCRITO ENCONTRADO EN ACCRA,
Paulo Coehlo (y mi traducción)

Todo final de camino es el comienzo de otro. 
Gracias.



martes, 7 de mayo de 2013

Sin palabras.

Si sólo de palabras se tratase, si hubiese suficientes, yo me expresaría con total tranquilidad.
El problema es que a veces faltan las palabras cuando de expresar emociones se trata y mucho más aún si son tan dispares que ni tú mismo aciertas a entender qué es lo que te está pasando.

De ahí mis días de exilio, de tranquilidad, hablar poco, pensar mucho y sentir como si de la última vez se tratara. Unos días para estar conmigo y entenderme un poco mejor, así quizá pronto pueda escribir qué le pasa a esta cabeza mía.

Después, quizá, os cuente si mayo se ha portado bien conmigo, si me ha dejado terminar con todos los proyectos que tengo entre manos; si me ha dejado cumplir todas y cada una de las cosas que conforman una lista de lo que tengo que hacer en Praga todavía. Si estás...si no estás... mi mente quiere vacaciones, desconectar... el corazón no la deja, qué pesado, dice que te necesita.

Ante todo me digo cada día: tranquilidad. No quiero caer en eso de quien mucho abarca poco aprieta, pero sin duda quiero que me dé tiempo a todo.


Oigo la voz de mi padre en mi cabeza: organízate María, organízate.


jueves, 2 de mayo de 2013

Oda a mis jueves.

Uno más, sólo uno más. En octubre parecía lioso, parecía mentira. Hacía frío, recuerdo que ya le dediqué unas líneas a aquellas salidas de clase, cuando era de noche, todo estaba encendido y por supuesto, siempre animado, Praga nunca duerme. Los encuentros en el tranvía, el cansancio y la vuelta a casa después de muchas horas.
Hoy vuelvo a escribirle a la misma causa, y le escribo hoy como anticipo a las emociones del jueves que viene, a todo lo que sentiré, aunque aún no lo sepa con total certeza.
Cuando salgo ahora de clase queda un buen rato para que se haga de noche; hay música, baile, gente de todos los lugares que te puedas imaginar, sol y flores. Cuando salgo ahora de clase no vuelvo tan cansada, me puede más la alegría que trae la primavera.
Ahora simplemente me parece increíble pensar que el jueves que viene cuando salga de ese edificio, todo habrá acabado. Volveré a él, no lo dudo, pero jamás será en las mismas condiciones: literatura, inglés en la Unión Europea, literatura. Enamorarme un poco de mi profesor de británica y vuelta a empezar. Mis compañeros, que siempre han dedicado una sonrisa a esa chica española, casi intrusa que compartía las horas con ellos. Mis profesores, con su buen nivel y al mismo tiempo su cercanía y su confianza (algo de lo que algunos deberían tomar nota). No volveré a dejar la habitación tempranito para volver casi a la hora de cenar y lo peor es que este final de curso no es sólo uno más marchándose como tal, es el último semestre, la carrera acaba, acaba en una universidad a la que no he de volver (al menos en condición de alumna) y en una de las ciudades más bonitas que se pueden encontrar.

Hoy y siempre, mi cariño a los jueves; por si el ataque quedeprisapasaeltiempo de la semana que viene no me deja escribir.



domingo, 28 de abril de 2013

El vino, el chocolate y la ropa mojada por el suelo.

Gran tormenta la de esta noche, noche de película. Ha durado poco celebrar que aquí hacía temperatura de 25 grados y sol mientras en mi tierra llovía (quien se ríe del mal vecino, el suyo viene de camino). Y aun así hoy estoy de celebración porque (creo) he vencido mi pánico a las tormentas, ¿Cómo? Estando debajo de una, sin más remedio que ver los relámpagos y oír los truenos, lloviendo como si se hubiera roto el cielo... creo que cuando me he resignado a ver los metros y metros de camino que quedaban hasta llegar a casa (esto pasa por vivir a las afueras) me he resignado a reírme, a disfrutar de cómo caía la lluvia, a liberarme y a escuchar a mi amiga diciéndome que no tuviera miedo, que la madre naturaleza nos quería, porque somos jóvenes y aún tenemos que tener hijos (convincente cuanto menos).

Y ahora que he llegado con la compra, he colgado la ropa mojada, he encendido la vela, he puesto a punto el chocolate y el vaso de vino a ver si me viene la inspiración divina para trabajar, reflexiono sobre estos dos últimos días:


Kasia lo encontró anoche. Después de tirarnos en el césped a dar un repaso bajo el sol (ahora ausente de nuevo) a nuestras vidas, a su forma de esperar el príncipe azul y a mi forma de llevar tanto tiempo esperando que me planteo el abandono, salió a disfrutar de una noche de amigos que ha acabado en tenerla sentada delante de mí, mirada perdida y sonrisa permanente. Yo, desde la alegría de haber llevado razón diciéndole que aprovechara sus oportunidades y que cuando él llegara lo sabría, me he parado a pensar en mi parte de la conversación de ayer y ambas nos hemos reído diciendo que la próxima vez tendríamos cuidado con nuestras palabras, pues parece ser que hay alguien ahí arriba tomándonos muy enserio. Tanto he pensado hoy, que ahora me gustaría que estuvieras aquí secándote conmigo; ésa es mi película y como todo puede pasar en las películas, así me permito creerlo.

viernes, 26 de abril de 2013

Palabras de otros.

...Saramago dijo algo hermoso. Dijo que hoy por hoy existen dos superpotencias en el mundo; una es Estados Unidos: la otra eres tú. 


"...Y ahora tú,  mi amor,  pequeña gran superpotencia, despiértame y dime que las cosas van a marchar bien, que sembrarás de flores toda la ciudad, que me harás temblar, y ahora ven mi amor salgamos a la calle bien temprano para gritar que nuestro nombre nunca deberán cortar las manos que sembraron, que dieron calor...".

Ismael Serrano



Dice Kasia que desea que todo acabe bien, que tengo la opción de esperar, que seas mi fantasma, desaparecer o dar el golpe en la mesa para hacer las cosas bien. Yo le he dicho a ella que disfrute de esta etapa de su vida, que cuando llegue el que compartirá con ella cada día, habrá hecho lo mismo. Creo que ambas nos hemos sorprendido con la facilidad de los consejos ajenos y la dificultad de la aplicación personal de todas esas cosas. Una experiencia más.

En cualquier caso, la margarita ha dicho .



jueves, 25 de abril de 2013

Conversaciones de balcón.

Esta noche me veo a mi misma unos cuantos meses atrás, por no especificar mucho, sentada en una piedra fría, apoyando el brazo en una barandilla negra, estudiándome las fachadas, mirando la calle extenderse. Esa situación me gustaba porque creaba diálogos en mi cabeza en los que te tenía al otro lado, escuchándome con los ojos brillantes, con la media sonrisa de ganador. En esas conversaciones te decía cosas que quizá por temor, no te había dicho cuando de verdad te había tenido delante. Dejaría que me diera el aire de las alturas en la cara, aprovechándome de la buena temperatura que hay a veces en las noches de primavera.

Hoy te diría muchas cosas porque últimamente poco me callo, por esas cosas que pasan al que intenta pasar por la vida sin hacer ruido. Hoy, como otras veces, te hablaría de cómo me siento, de esa capacidad tan tuya y solamente tuya de medirme, de entenderme, de hacerme ver las cosas. Creo que incluso no me importaría que me dieras una buena dosis de aquello que no quiero escuchar, pues lo que más deseaba al final de aquellos intercambios y lo que más me apetece esta noche es lo mismo: que me abraces.

martes, 23 de abril de 2013

Mil calles llevan hacia ti.

Siempre creí en aquello de que nuestra mente es un pequeño imperio; creo también que dentro de ese imperio hay calles por las que paseamos cuando tenemos tiempo y corremos cuando tenemos prisa, que dentro de esas calles hay embajadas que se ocupan de todas y cada una de nuestras inquietudes.
Últimamente también creo que construimos callejones sin salida. Creo que vagamos de un lado para otro preguntándonos en qué momento llegamos hasta allí, cuando lo que deberíamos preguntarnos es cómo salir...y no nos importa. Y cuando llega el momento de apagar las luces y no podemos ver lo que tenemos delante nos lo imaginamos sin más...para que después vuelva a salir el sol y se nos pase el tiempo entre la realidad y la idealización, ambas tan perfectamente sabidas de memoria.
Yo me he dado un ultimátum. Le he declarado la guerra al imperio y voy a empezar a demoler los edificios, porque ya me di cuenta de que en tu mente, yo soy sólo ese escaparate donde te paras a mirar lo que nunca vas a comprar, antes de seguir andando.


lunes, 22 de abril de 2013

Nada...

...salvo que me abraces por detrás, que note tu respiración en mi pelo...y no digas nada.

sábado, 20 de abril de 2013

Texto Libre

Imponerse una carga, no soltarla, llevarla tras tus pasos, vislumbrar la meta, empezar a subir la montaña, sangrar las manos, soportar el sol en los ojos, el viento frío se clava casi no te deja respirar, los que no van cargados ya están arriba, nadie se para a ayudarte, no pueden. Ya queda menos, ¿Y si...? No, seguir, la pesadez de las piernas, parar a tomar el aire, mirar por un momento hacia abajo, no recordar dónde empezaste o por qué...respirar, mirar la mezcla de colores en el horizonte. Admirar el mundo por unos segundos y seguir...
no darte cuenta de te alejas... y hace rato que soltaste la cuerda. 

jueves, 18 de abril de 2013

Les vies croiseés.

Para los momentos en los que no pueda notar tu respiración en mi pelo he archivado imágenes que los años no me podrán robar. Para cuando no me cojas de la mano debajo de la mesa tengo cerca las cosas que me recuerdan a ti. Para cuando me apetezca un abrazo tuyo guardo tu olor.


Pero para cuando quiero decirte  que te quiero nunca tengo palabras.

miércoles, 17 de abril de 2013

La de la Luna

Ella mira la Luna desde su ventana.
Ella mira la Luna y piensa que nada ha cambiado, que sigue siendo la misma, aunque no sea la misma ventana. Ella le pregunta a la Luna por qué tiene la desfachatez de seguir en el mismo sitio, con el mismo color, cambiando de tamaño una y otra vez, para volver a llenarse finalmente; ella mira la Luna y ve un universo infinito que se expande y la rodea y se acuerda de un vestido blanco, un convite, no muchas personas y una vida silenciosa...a ella también la rodeó lo que ella consideraba su universo, pero ella hace tiempo que no es el universo de nadie. No, ella nunca necesitó ser tan importante como la Luna...ella sólo quería tener un lugar, irse para luego regresar, cambiar sin perder el origen, no perder su aspecto, no perder su esencia, la magia, lo que mueve el mar...como la Luna.

Ella lo mira a él, y mira la Luna.

lunes, 15 de abril de 2013

Dicen que la felicidad consiste en dejar que todos los sucesos sucedan.

Dicen que la felicidad consiste en dejar que todo los sucesos sucedan; yo también solía decirlo.
Sin embargo, en este último periodo de altibajos, nervios, caídas y por qué no decirlo, soledad, he caído en la cuenta de que no he perdido las ganas de encontrar la felicidad, esa que siempre veía yo en los detalles más insignificantes, pero ya no confío en los sucesos. Ahora elijo yo.

Ya he pasado unos días aislada, con el ordenador como medio de comunicación con el resto del mundo, pasando por el ánimo, la desgana, la sonrisa y la lágrima con mucha facilidad. He roto todo lo que he tocado, me he desquiciado y he descargado mi ansiedad haciendo kilómetros en una bici que no me llevaba a ninguna parte. Ya me he mirado en el espejo sin reconocerme y ahora me toca encontrarme.

Quizá este sea el primer paso, volver a este pequeño rincón a desahogarme. He vuelto a encender una vela, a poner buena música y a escribir.

Cuando supe anteponer tu felicidad a mis sentimientos y me fui con lágrimas en los ojos caí en la cuenta de que había aprendido a querer de verdad. Puede que fallara el objetivo, pero no hay nada más bonito que saber que eres capaz de hacerlo.
Ahora he vuelto a pensar que toca quererme un poco más y aunque seguramente vuelva a dejarme de lado y lo que es más, volveré a perderme, elijo volver a ser yo. Elijo volver a reírme por nada, elijo volver a ver cien veces el vídeo del mono que me hace gracia, elijo a mi familia, a mis amigos, elijo terminar la carrera este año muy a pesar de lo que puedan decir, elijo desquiciarme cuando lo necesite con tal de volver a apreciar más lo que me rodea, elijo mi vida tal y como es, porque ella me ha enseñado que por muchas malas rachas que vengan soy afortunada. Me agarro a lo que elijo y descarto todos los sucesos.

...Aunque como quererte no lo elegí, olvidarte es imposible.

lunes, 8 de abril de 2013

Hay dolores tan fuertes, tan profundos y tan agudos, que ahogan al corazón, y ya no puede llorar.
Y es que no hay nada como el dolor por lo que se fue, lo que pudo haber sido y lo que nunca será
(Sabina).



Sigues inspirándome.

jueves, 21 de marzo de 2013

Yo soy la chica que se mete la mano en el bolsillo mientras se cepilla los dientes, que se queda mirando a los perros que van asustados en el metro porque el suelo se mueve, que juega al escondite con los bebés que van en los carritos y que intenta sonreír a la gente porque piensa que cuesta lo mismo que llevar la cara hasta el suelo.
Hoy he leído una frase de Paulo Coelho que me ha llamado mucho la atención: No dejes a nadie hacerte creer que no mereces las cosas buenas que te pasan, y ciertamente creo que me voy a aplicar el cuento.
Porque he dejado muchas cosas en el camino, he herido algún corazón y me cuesta controlar mi carácter, pero es no me hace de piedra en ningún momento, eso nunca ha significado que a mí no me duelan las cosas y menos, menos, que me conozca(is) tan bien como creéis.

jueves, 14 de febrero de 2013

Cuestión de ser... políticamente correctos.

Ciertamente, me estoy sorprendiendo a mí misma. Este no es mi estilo, ni mi temática. Yo soy más de valorar los hechos y tomar mis propias decisiones, no suelo hablar de política, y sin duda soy una gran enemiga de esos politicuchos de facebook, que todos los días suben artículos, se indignan y claman al cielo por causas de las que sin duda saben la mitad, no habiendo considerado todos los ángulos de vista, todas las raíces y sus consecuencias (ojo, que yo tampoco lo hago, pero por eso estoy calladita).

Me gusta aprender de cada persona y cuando veo a alguien con un punto de vista muy radical, aparte de estar de acuerdo o no siempre pienso por un segundo: "Bueno María, y si tú estuvieras en su lugar, ¿Qué pensarías?" y últimamente con todo esto del Erasmus y las distintas "nacionalidades" estoy más metida en el terreno de las opiniones independentistas.

Mi relación con la política siempre ha sido más bien escasa, he seguido mi propio criterio de forma silenciosa, nada más. Sé que ha de importarme y sé que realmente debemos ejercer nuestros derechos para que las cosas vayan por el camino correcto (también nuestras obligaciones). No sé de política; pero mi padre, aparte de enseñarme que tenía que estar en el ajo me gustara o no porque nos toca a cada uno por igual, me enseñó lo que está bien y lo que está mal, y de eso sí sé.


Por eso me parece mal que haya personas de mi entorno engañando, literalmente, a gente de otros países con frases como "Galicia es un país dentro del Estado Español" o, "Soy catalana, no española". 
Cierto es que a mí estas cosas como siempre digo me pillan de lejos, porque como chica "del medio" digamos que opino, callo y las veo venir. Yo no vivo con el problema de tener que estar siempre guerreando, yo no vivo tratando de demostrar algo. Yo vivo para desarrollarme como persona y vivo sabiendo dónde he nacido, cuál es mi nacionalidad e incluso me atrevo a decir que la adoro, aunque haya ineptos con los bolsillos llenos de dinero cargándose la poca reputación que nos queda.

Pero realmente me hace gracia, me hace gracia que me pongas la buena cara y que luego en la espalda seas tan independiente, tan negada y tan segura. Me hace gracia porque te he tendido mi mano, te he ayudado en lo que he podido, tomas mis utensilios, mi ordenador y compartimos espacio. Creo que realmente confiaba entre una relación de respeto como compañeras, creo que esperaba aguantar tu chirriante y alarmante (a mis oídos) mal aprendido castellano porque tú serías capaz de mirar la bandera que cuelga de mi pared, peculiar forma mía de traerme la casa al país ajeno. Cuando de cara al público te veo perder todos esos papeles delante de mí, me vuelve el escepticismo y por qué no decirlo, viene acompañado de bastante mala leche.

Esto no es Madrid-Barça, esto es un mutuo entendimiento que debería venir de unos valores adquiridos en casa.  Y no me gusta porque de por sí no me gusta en general la gente de doble cara, sea cual sea su procedencia.







Me siento un poco rara escribiendo estas líneas que voy a publicar sin releer antes de pensar que puedo estar metiendo la pata, pero creo que más que dar una opinión política, lo que necesitaba era desahogarme.


Buenas noches, que ya es hora.