viernes, 4 de noviembre de 2011

NaDa


Me apetece escribir y lo cierto es que no tengo nada que decir. Es sólo que, llevo dos días sorprendiéndome a mí misma de sentir agrado por la lluvia. Sí, es cierto que levantar la persiana por la mañana y pensar que tengo que ir a clase cargada con el paraguas no es una de mis pasiones, pero estas dos últimas noches la lluvia "se ha dejado caer" por mi ventana, dejándome sensación de paz.
Y eso me ha traído algo de nostalgia...algunas canciones polvorientas que quizás estaban esperando un momento así; uno en el que no te importa mojarte y menos aún si esa persona que viaja por tu mente estuviera a tu lado abrazándote: qué importa quién.

Lo cierto es que hoy me apetece dormir con la persiana subida, a ver si se ve algo. Creo que la lluvia saca algo bueno de nosotros; creo que proyecta aquello que queremos limpiar y nos conecta unos con otros sin saberlo. Me pregunto cuántas personas habrá ahora mismo en la ventana.

2 comentarios:

  1. La lluvia purificadora se agradece de vez en cuando, cosa distinta sería convivir con ella permanentemente.
    Me gusta ver, oír y oler la lluvia.

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  2. qué idea tan interesante sobre la lluvia. A mí, por jemplos, los momentos en las que más agradezco la lluvia es el olor a tierra mojada en el campo a la mamana siguiente, o bien cuando estoy dentro de un coche (por la noche) tan solo mirando cómo las gotas se resbalan por la ventana.

    Sí, a veces la lluvia se agradece, ¡pero no cuando llevas las bolsas de la compra! =P

    Un beso Maryan

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