Si algún día soy madre, tía o simplemente ejemplo para mente en desarrollo, me gustaría enseñar el valor de soñar con los pies en la tierra y del beneficio de madurar como persona, incluso a pequeños porrazos.
Y es que no hay nada más valiente que dejar algo/alguien que quieres por abrir una nueva puerta... pero quién sabe, quizás haya que volver un día a los orígenes.
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