lunes, 9 de mayo de 2011

Jodida, pero contenta.

Esperando que no esperes de mí mi arrastre. Porque no tengo intención alguna de renunciar a lo que siento, porque no he hecho absolutamente nada para merecer nadar entre tanta tristeza; porque ayer me miré al espejo y vi la cara más triste que había visto jamás.
Mis ojos se deslizaban ligeramente hacia abajo de las puntas exteriores y su color era rojo, rojo inundado, rojo desesperación. Porque he tenido que aguantar como una campeona lo que me correspondía y lo que no, y me duele la espalda de cargar con culpas que no me pertenecen.

Porque me siento sola, pero me quiero más que nunca. Viajo de la autoestima al egoísmo, de la risa al llanto y de la momentánea felicidad a la tristeza en milésimas de segundo.
Y ahora sí que no tengo fuerzas; ahora sí, espérame si quieres y si no es así, lo entenderé como intento entender todas las cosas que se me caen de las manos sin haberlo deseado, sin haber hecho nada sino portarlas en mí con la mayor delicadeza del mundo.


Porque "querer" empieza a no ser suficiente, ¡Pero no podréis conmigo!

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