y aunque me encuentre por ahí algunas personas que aún no lo entiendan yo no quiero dar ningún carpetazo a mis asuntos: disfruto sacando un hueco para cada cosa; a veces, incluso, estoy disfrutando dentro de la frustración que supone dejarse el aliento en llegar a un determinado sitio o cumplir con aquello que te pidieron, ¿No pasa la vida tan rápido? ¿No decimos siempre que es una montaña rusa? Entonces, ¿Qué haces ahí parado...? Yo no quiero olvidar nada, ni a nadie.
Prometo que una vez al día te recordaré con todas las consecuencias. Quizás las cosas malas que nos hayan podido pasar me hagan colorearme de vergüenza...pero también sé que las buenas estarán ahí para arroparme y hacer de un estúpido camino en línea recta hacia la facultad un camino con una sonrisa idiota que ni los macarras sentados bebiendo litronas de diez a diez podrían entender.
Voy a seguir hablándole a todas tus fotografías y ¡por supuesto! voy a seguir pensando que puedes oírme. Miraré el atardecer con nostalgia porque mientras no estés a mi lado para verlo será así; pero después le contaré a las estrellas que te echo muchísimo de menos.
La necesidad que tengo hoy de expresarme no es negociable, porque la escritura sigue siendo un medio de desahogo ante infortunios, pero también la mejor forma de plasmar el enamoramiento por las cosas buenas que nos pasan, para luego leer, y recordar...
Ni qué decir tiene, no es obsesión: es anhelo.
No dudes, no perderé la esperanza...
y por favor: búscame; yo te esperaré siempre.
La escritura es una válvula de escape, quizá en alguna ocasión, lo único que quede.
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