Hoy por hoy cuento con la desgracia de no ser feliz
en el sitio que toda persona lleva siempre en el corazón no importa dónde o
cómo se encuentre: su propia casa. Diversas circunstancias provocan en mí un
desasosiego que me lleva a pretender la huida: quizá porque los eventos me
agrian el carácter, quizá por la infinita tristeza que conlleva ver a los
pilares de tu vida destrozando el mejor episodio de las suyas. Sea como sea,
hoy pienso en la frase “Los amigos son la familia que nosotros elegimos” y
asiento involuntariamente al saberme rodeada de personas sin cuya sonrisa todo
este cuento llamado vida carecería de sentido. Y es por eso que, a pesar de mis
ganas de irme, a pesar de la necesidad de un resquicio de luz en un túnel que
empieza a ser algo tedioso y difícil, y sobre todo a pesar de que el cuerpo me
pida marcharme y vivir sola, no me olvido de ninguno de ellos.
Ni de ti.
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