jueves, 22 de agosto de 2013

Inspiración de oficina

Hay golpes pequeños que son mortales dependiendo del lugar y la fuerza con que se apliquen. El hachazo recibido en un día cualquiera como pueda ser hoy no va a ser el que me mate, pero sí va a ser quizá el que te baje del trono, y eso también duele. Creo en el karma, el círculo de la vida, las acciones que vuelven y los precios a pagar. Creo que las malas personas antes o después reciben su castigo, la vida llega tarde o temprano con su factura. Pero también creo que la decepción que supone pensar que alguien no sea buena persona, o al menos tan buena como tú la creías, puede ser un dolor profundo e insoportable.


Después de sacarme las lágrimas he empezado a pensar en aquello que provoca mi sonrisa, en mi rotunda negativa a que el golpe me hunda, por mucho que en el impacto me haya tirado al suelo. Y es por eso que hoy te necesito, necesito ver tu sonrisa, y que vengas, como ya viniste cuando al tenderme tu mano y buscarme encontraste un alma rota que te entretuviste en componer con tus ilegales manos.
Cúrame el ala, que pueda volar otra vez si no puedo quedarme contigo.

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