Lo primero que hago cada día al levantarme es preguntarme si merecerán la pena los malos ratos, los pensamientos dañinos, las dudas, la espera, la distancia, la incertidumbre y los quebraderos.
Y mientras lo segundo que haga cada día al levantarme sea contestarme a mí misma que sí, que él hace que la lucha valga la pena, sabré que estoy en el camino correcto.
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