martes, 1 de marzo de 2011
Ronco Invierno
Y así, como por lo atractivo del canto de una sirena, se levantó de su silla y se dirigió a la ventana. Sabía que hacía frío y que ya no había luz: pero no le importaba.
Necesitaba respirar el último aliento del último capítulo de la Historia Interminable; necesitaba que el aire se llevara sus palabras, sus miedos.
Entró al salón y dio portazo con la puerta del balcón; su cara era de enfado, pero su corazón no podía sentir rabia.
Con las mismas ganas de dar un abrazo y la inconformidad de las cosas que no salen bien, volvió a sentarse en su silla.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Gran texto!!!!!!
ResponderEliminarMe encanta tu texto. Todos nos hemos sentido así en algún momento. Todos tomamos aire y respiramos ese último aliento de la historia sin fin.
ResponderEliminarUn saludo
Ya te expresé mi agrado hacía ese libro, tan diferente y superior a la película :)
ResponderEliminar(Y puse esa canción en mi tablón, aunque ahora mismo no recuerdo mi estado de animo cuando lo hice)
Un abrazo gatita =P
Es fantástico el reflejo que se ve que das de ti misma. No dejes que se apaguen las luces
ResponderEliminar