domingo, 22 de septiembre de 2013

Este verano me ha hablado de sensaciones que alegran y aterran al mismo tiempo. La combustión de los sentimientos, el ahogo de lo que está por venir y la certeza de saber como sé que todo podría cambiar en cuestión de minutos.
Este pequeño fénix arderá de nuevo, esta chica vio quemarse su casa, también su corazón, pero ya no tiene miedo. Ser feliz es la mejor filosofía de vida, desechemos aquello que nos causa malestar, reunámonos más a menudo y busquemos los motivos para que no nos importe que el mundo explote mañana.

Y mañana puede que llore dos, tres días, una semana o un año entero, pero intentaré recordar los momentos en que fui feliz. Haré que bien valgan una lágrima.

Tú haces que cada día merezca la pena existir.









Gracias por todos los consejos, Pablo.

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