martes, 4 de junio de 2013

Lágrimas

Venía hoy en el bus pensando que las gotas de lluvia que no pueden sostenerse en los cristales y caen parecen lágrimas, sin saber que luego por la noche me iba a tocar a mí llorar.


Una vez me dijeron eso de "Quien bien te quiere te hará llorar" y reconozco que siento verdadera rabia hacia esa frase, quizás por aquello de que es verdad, y la verdad duele. Poco a poco aprendí que, como siempre, los contextos varían y una misma frase tiene distintas aplicaciones según el momento.

Entendí que alguna "arenga" de mis padres me ha hecho llorar alguna vez y pocas personas me querrán más. Entendí que hay amigos que te quieren bien y te hacen llorar...de felicidad.


Creo que a veces cuando contamos las cosas a los demás y las escuchamos en alto de nuestra propia voz, caemos en la cuenta de ellas mucho más que hasta el momento. Cuando yo hoy me he reunido con mis amigos para comunicarles las razones por las que no podré estar con ellos en el viaje de despedida, me he dado cuenta de los pocos días que quedan, de lo mucho que los echaré de menos, de que son mi familia.
Cuando después me han dicho que volverán un día antes para que podamos salir a cenar y tener una despedida que me incluya, han caído las lágrimas.


Al volver a casa he entendido que quien bien te quiere te hará llorar, para bien. Siempre para bien.
Así que he roto mi pacto de odio hacia esa frase, aunque sigo mostrándome escéptica en alguno de sus lados: me seguirá costando entender que a veces entreguemos nuestro corazón a quien lo moja con llanto.









No te me pongas triste que sabes que así
los buenos momentos se alejan de ti
y a veces parece que no fuimos nada.
Desde el pardo silencio de este cielo gris, 
te traigo la estampa que nunca perdí
que son nuestros cuerpos envueltos en llamas.

-Tú no te me pongas triste.


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