Llevo un par de días dándole vueltas a la idea, o a mi idea mejor dicho, de cobardía. No me he atrevido a tomar las teclas por una mezcla de falta de tiempo y exceso de rabia, mala combinación cuando se trata de escribir (o de escribir de manera pública al menos).
Llevo un par de días rebuscando dentro de mí para enfocar la sensación que me produces, a través de la propia forma de ser, errores incluidos. Creo que desde que comparto tanto tiempo conmigo (por no decir largos ratos de soledad y hacerlo dramático), he aprendido a canalizar mejor los hechos; he ganado en paciencia, incluso en tolerancia. Por supuesto, sigo leyendo "alguna vez que otra" que tengo mucho genio, que doy un poco miedo, soy ordeno y mando y como niños (pero como lo leo de mis amigos, lo tomo como crítica constructiva). Nunca lo negaré, como tampoco alguien escuchará decir que no merezco lo que me está pasando: sabría que en algún momento la misma vida haría justicia por las veces que pude hacerte daño; sin embargo, te pido disculpas, me quedo con mi carácter de ogro, pues prefiero pecar de gruñona, que de orgullosa.
Y es que para mí orgullo y cobardía se dan la mano. El cobarde se disfraza de orgullo para que no sepan de sus carencias; el orgulloso esconde la falta de valor para decir lo que piensa de verdad.
No voy a cometer el error de juzgarte, porque buscando y rebuscando me he reencontrado con momentos en los que me faltó el valor para dar un golpe sobre la mesa, decir lo que de verdad sentía y tomar las riendas de mi vida; me habría ahorrado muchos huracanes. Ya no se puede volver atrás, pero se puede aprender para evitar que vuelva a ocurrir. He aprendido mucho, me has dolido mucho. Por demostraciones de cobardía y orgullo como estas, me has hecho resurgir. No sé si soy mejor, quizá sólo un poco más atrevida: no tengo cobardía cuando se trata de expresar como me siento, para bien o para mal nuestro tiempo está contado.
Nadie es culpable de estar dolido, todos tenemos derecho a un mal día o a un ataque de rabia;
pero sin orgullo, por favor. Así será más fácil levantarnos al día siguiente y pensar, que después de las tormentas...
Ojala resurjas.
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