Se va a marchar una semana que con poco ha terminado mejor de lo que empezó. Y a pesar del mal tiempo que no parece quererse marchar entre viento y lluvia, yo tengo pensamientos primaverales.
Mi devoción por las rosas y los tulipanes de color amarillo es casi de dominio público, pero hará cosa de unas semanas que mi subconsciente utilizó esa preferencia para mostrarme mediante un sueño la situación actual en la que me encuentro, mostrándome una amplia gama de tulipanes amarillos...y rojos.
Como tengo buena memoria y sé retener los sueños cuando me levanto freudiana y considero que intentan decirme algo, me dirigí a la persona que mejor los sabe interpretar (y que lo hace acorde a lo bien que me conoce) y que siempre emplea la misma frase cuando lo hace: Tienes un subconsciente muy sutil a la hora de decirte las cosas.
En ese momento empezamos a considerar los significados de los tulipanes. Resulta, según me he documentado, que el tulipán amarillo y su más bien moderna popularidad a la hora de hacer un regalo y expresar sentimientos de felicidad, posee el significado del amor sin esperanza; mientras el rojo, por el contrario, representa el amor, el amor verdadero y lo que es más importante: la creencia en el amor.
Después de la magistral clase de jardinería caí en la cuenta de que la interpretación fue certera y mi situación similar: los últimos acontecimientos han puesto muy a prueba mis capacidades emocionales; he pasado por el escepticismo, la ignorancia, la impotencia y la tristeza, los más diversos tonos amarillos que se le puedan atribuir a un tulipán. Ha sido un proceso de renacimiento, marcado por la misma escritura, las líneas que me han llevado poco a poco a ser yo misma otra vez a pesar de los malos momentos, a recuperar mi esencia. Dicen dicen, que lo he hecho bien, que he sabido demostrar que sigo siendo yo y no perderme en el camino que ha supuesto pasar este año lejos de casa ;) . Si es cierto o no, no me toca a mí valorarlo, pero hoy por hoy una cosa si es cierta: elijo tulipán rojo.
No tengo a quien regalárselo, ni quien me lo regale, pero no es eso lo que me preocupa. Lo importante es que estoy dispuesta a dar el primer paso, el que supone volver a creer, con todas las letras, en el amor y las cosas buenas que eso trae. Estoy dispuesta a esperar porque quiero que esta vez la espera merezca la pena; estoy dispuesta a volver a creer en unos ojos que sólo me miren a mí.
Hoy me quedo tulipán rojo, aunque no por ello me han dejado de gustar los amarillos.
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