Uno más, sólo uno más. En octubre parecía lioso, parecía mentira. Hacía frío, recuerdo que ya le dediqué unas líneas a aquellas salidas de clase, cuando era de noche, todo estaba encendido y por supuesto, siempre animado, Praga nunca duerme. Los encuentros en el tranvía, el cansancio y la vuelta a casa después de muchas horas.
Hoy vuelvo a escribirle a la misma causa, y le escribo hoy como anticipo a las emociones del jueves que viene, a todo lo que sentiré, aunque aún no lo sepa con total certeza.
Cuando salgo ahora de clase queda un buen rato para que se haga de noche; hay música, baile, gente de todos los lugares que te puedas imaginar, sol y flores. Cuando salgo ahora de clase no vuelvo tan cansada, me puede más la alegría que trae la primavera.
Ahora simplemente me parece increíble pensar que el jueves que viene cuando salga de ese edificio, todo habrá acabado. Volveré a él, no lo dudo, pero jamás será en las mismas condiciones: literatura, inglés en la Unión Europea, literatura. Enamorarme un poco de mi profesor de británica y vuelta a empezar. Mis compañeros, que siempre han dedicado una sonrisa a esa chica española, casi intrusa que compartía las horas con ellos. Mis profesores, con su buen nivel y al mismo tiempo su cercanía y su confianza (algo de lo que algunos deberían tomar nota). No volveré a dejar la habitación tempranito para volver casi a la hora de cenar y lo peor es que este final de curso no es sólo uno más marchándose como tal, es el último semestre, la carrera acaba, acaba en una universidad a la que no he de volver (al menos en condición de alumna) y en una de las ciudades más bonitas que se pueden encontrar.
Hoy y siempre, mi cariño a los jueves; por si el ataque quedeprisapasaeltiempo de la semana que viene no me deja escribir.
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